Muchas veces hemos afirmado que las elecciones en el País Vasco no superarían el listón democrático si esos organismos se acercaran a supervisar lo que ocurre en Guipuzcoa, Vizcaya y Alava.


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(PD).- Muchas veces, coincidiendo con el filósofo Fernando Savater, hemos afirmado que las elecciones en el País Vasco no superarían el listón democrático, si la ONU, la UE y esos organismos que envían observadores a los comicios de Africa se acercaran a supervisar lo que ocurre en Guipuzcoa, Vizcaya y Alava.

Si alguien lo duda, que repase lo ocurrido con el matrimonio compuesto por Ramón Gómez, concejal del PP por San Sebastián, y Vanessa Pérez, concejal del mismo partido por Lasarte.

Ramón y Vanessa han decidido retirarse de la política y no concurrir a las próximas elecciones municipales.

Y lo hacen por miedo. Lo hacen porque temen morir asesinados por ETA y sus cómplices y porque saben que sus nombres están el la lista de los matarifes.

El nombre de Vanessa y el de Ramón aparecían en la documentación incautada al comando Donosti y las Fuerzas de Seguridad creen que habrían sido las primeras víctimas de ETA, si De Juana hubiera muerto en su impostada y chantajista huelga de hambre.

En los papeles de la banda, aparecen datos que prueban que los terroristas contaban con una exhaustiva información sobre los hábitos y movimientos del matrimonio.

Ramón y Vanessa son dos jóvenes de la edad de Miguel Angel Blanco o de los Jiménez Becerril, que afirman que ya no pueden soportar una protección permanente de cuatro escoltas:

«Queremos pasear tranquilamente a nuestra niña y no vivir continuamente bajo presión».

Tienen todo el derecho del mundo y, por ello, su decisión de abandonar la política es enteramente comprensible.

Militar en el PP es una heroicidad en el País Vasco y más tras hacerse público que Txeroki, el jefe de los comandos de ETA, ha dado orden de no atentar contra socialistas y de colocar en el centro de su diana a los concejales y cargos públicos del partido de Rajoy.

Hace pocos años, PP y PSOE afrontaban juntos las amenazas de ETA y su entorno. Pero la insensata e irresponsable política de Zapatero ha dejado solos a los militantes del PP en el País Vasco, que de romperse la tregua serían el blanco preferente de la banda.

Hablar en estas condiciones de proceso de paz o de normalización política es un sarcasmo. Lo que existe en el País Vasco es una permanente amenaza contra un sector de la población que se juega la vida por no ser nacionalista y ser militante del PP.