Entrevista a Jaime Mayor Oreja

22/12/2025

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«Eguiguren y «Ternera» no pueden decidir el futuro de España en una mesa».


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Se cumplen los peores augurios que Jaime Mayor Oreja hacía desde el principio de la legislatura -«todo desembocará en negociar con ETA la autodeterminación del País Vasco»- aunque hasta en su propio partido le tildaban de exagerado. El hoy portavoz del Grupo Popular en el Parlamento europeo se vuelve a encontrar con la cuestión vasca -«me persigue allá donde voy»- y pronostica que, gane quien gane la votación del próximo miércoles, habrá perdido España y la banda estará satisfecha por haber logrado su soñada «internacionalización del conflicto».

 ¿Qué consecuencias puede tener en la negociación del Gobierno con ETA el pleno de Estrasburgo?

 No sé qué ventajas tiene para nadie este debate. Es de las cosas más absurdas que ha podido impulsar un Gobierno español, de la derecha o la de izquierda. Llevar a Europa un asunto que divide por la mitad a las fuerzas políticas españolas es ridículo. Es trasladar la evidencia de que en España hemos roto la tradición de que los dos grandes partidos íbamos de la mano en las cuestiones esenciales como es el terrorismo. Me pregunto dónde está la supuesta «inteligencia» del Gobierno.

 ¿Puede ser una cesión a ETA, que siempre ha buscado lo que llama «la internacionalización del conflicto»?

 Cuanto menos es algo que da satisfacción plena a ETA. Batasuna ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo en el exterior a decir que este tema lo teníamos que debatir los europeos. Esta situación les proporciona una inmensa alegría. Además, logran que los franceses, que siempre dijeron que ETA era un problema interno de España, se dividan en el Parlamento europeo.

 ¿También se dividirán los europarlamentarios socialistas franceses?

 Claro. La mayoría apoyará la posición de Zapatero, pero habrá algunos que no.

 ¿Y entre los socialistas españoles, sólo Rosa Díez se atreverá a disentir?

 No me consta que haya personas capaces de colocar sus convicciones personales por encima de la disciplina de grupo.

 ¿Después de las negociaciones de los últimos días, cuál espera que sea el resultado de la votación?

 El debate va a ser un retrato de Europa ante el proceso abierto en España. Los socialistas españoles han querido demostrar que en esa fotografía el PP estaba solo y que no nos seguía ni el Partido Popular Europeo. Y se va a encontrar con que al apoyo del PPE en pleno se suma ya otro grupo, el de Europa para las Naciones. Al final, lo que logrará el Gobierno del PSOE es que se plasme -con un Parlamento partido en dos grandes bloques, como en el Congreso español- la idea de una Europa dividida ante el terrorismo.

 Pero Zapatero dirá a la opinión pública española que las instituciones europeas avalan su decisión de negociar con ETA.

 Pero si obtiene -supongamos- 320 votos frente a 305, ¿será eso un aval? La división de la Eurocámara no le puede dar ningún aval. Será un disparate incluso para él. En los últimos días hemos intentado evitar el debate, pero por el interés de España, no el del PP. Aunque ganemos nosotros el resultado de la votación será negativo para España.

 Rajoy en España y usted en Estrasburgo califican de «rendición del Estado ante ETA» lo que Zapatero presenta como «proceso de paz» ¿usted cree que la opinión española es consciente de la gravedad del asunto?

 Creo que no. En este proceso el Gobierno necesita anestesiar, narcotizar a la sociedad. Y el anestésico es gradual, se distribuye en dosis. La mentira es muy anestésica, un día una, después otra, cada vez es más grave pero el organismo está más acostumbrado a la falsedad. Si hace dos años nos dicen que Zapatero iba a traer a Estrasburgo «la internacionalización del conflicto» la opinión pública no se lo hubiera creído, ahora ya parece que no pasa nada. Hay mucha gente que, al ver que avanza «el proceso», ya no se da cuenta de los costes que tendrá para el futuro de nuestra sociedad.

 ¿Qué parte de responsabilidad tiene el PP en el resultado de esa sociedad anestesiada?

 El PP ha alzado la voz ante lo que ocurre y algunos, como es mi caso, hemos tratado de anticipar la gravedad del problema. Ya dije que Perpiñán no era una casualidad y vemos lo que ocurre en Cataluña, metida ya en el camino de la «batasunización». Ya padece el PP en Cataluña el mismo acoso que en el País Vasco. ETA decidió hacerse presente en Cataluña, primero con la tregua y luego con Perpiñán. Algunos dijimos que la clave, que el debate era la autodeterminación, que esto no era un «proceso de paz». También avisamos que lo de que Cataluña pasaba a ser nación y la reforma de los estatutos culminaba en una negociación por la autodeterminación del País Vasco. El día que ETA decretó la tregua supimos que había llegado la hora de la autodeterminación. La situación es de escalofrío, de vértigo. No es lo mismo hacer las cosas bien que mal. La Transición trajo un recorrido de prosperidad y desarrollo, lo de ahora tendrá un coste terrible para la sociedad.

 ¿Y si la crisis institucional es tan grave por qué, por ejemplo, su partido se distrae en momentos claves con cuestiones como el 11-M?

 Lo importante es acertar en el diagnóstico de fondo sobre lo que ocurre, sobre lo que se ha puesto en marcha desde que el PSOE llegó al poder. Al margen de otras cuestiones, en el llamado «proceso de paz» no se puede decir que el PP no acierte a denunciarlo.

 En su partido no han hecho caso a su advertencia de que las reformas de los estatutos también servían para esa «segunda transición» o «cambio de régimen» que denuncian en las intenciones de Zapatero.

 El Partido Popular es hoy por hoy la única referencia sólida en la política española que puede devolver una cierta esperanza ante lo que está pasando.Soy el primero que, por encima de mis propias posiciones personales, digo que lo importante es la cohesión, la fortaleza y la unidad del PP. Pero como creo y he creído siempre que todo esto culmina en una negociación con ETA sobre la independencia, me hago la misma consideración: no distraigamos a la sociedad española haciendo creer que hay una reforma sincera, profunda y necesaria de los estatutos de autonomía. Zapatero no tiene un modelo de Estado, sólo busca excusas para negociar con ETA. Ese es su único proyecto, aparecer como alguien capaz de resolver un problema enquistado en la sociedad española, pero lo hace por medio de la cesión, dando la razón a los terroristas en buena parte de lo que son sus objetivos políticos.

 ¿Da por cerrado el acuerdo del Gobierno con la banda?

 Yo creo que el llamado «proceso» está a la espera de dar con una fórmula como la de Downing Street, que fue el reconocimiento del derecho de autodeterminación de los habitantes de Irlanda del Norte. Sí que está aclarado que se debatirá sobre eso, pero no concretado. Por eso se habla de Quebec o de sustituir el término autodeterminación por «el derecho de los vascos a decidir libremente su futuro». En la negociación con ETA hay tres hitos: lalegalización de Batasuna, Navarra y la autodeterminación. Los dos primeros y los presos ya están acordados y resueltos. Sobre la autodeterminación lo único que falta son las garantías que pide ETA para que lo que salga de la mesa de partidos sea acatado por Zapatero.

 ¿Qué efectos puede tener entonces sobre el Gobierno y la banda la advertencia del PP de que no respetará los pactos de la mesa de partidos?

 Es conveniente y necesario que el Partido Popular lo diga porque los españoles deben saber que ya estamos pensando en lo que se debe hacer cuando volvamos al Gobierno. El PP será la pieza indispensable para administrar la terrible herencia que dejará Rodríguez Zapatero en España. Por eso es importante tener la fortaleza y la cohesión necesaria para luego desarrollar la tarea ingente de la rectificación. ¿Qué es eso de que la estructura de España se decida en una mesa en la que se sientan Eguiguren y «Ternera»? ¿Esa es la soberanía nacional española? Así no se puede decidir el futuro de España.

 ¿Desde su experiencia directa como ministro del Interior en la anterior «tregua» de ETA, qué ventaja puede tener adelantar la negociación política a las medidas de gracia con los terroristas presos?

 Nosotros hicimos justo lo contrario que Zapatero. No hay paralelismo posible a pesar de que estén todos días envenenando con las comparaciones. Nosotros no aceptamos la negociación, por eso suscribieron el pacto de Estella con el PNV y por eso declararon luego la tregua. No nos quedamos sentados e hicimos una serie de acercamientos de presos-yo hubiera hecho menos- y, de todas formas, los nacionalistas nos descalificaron de la misma manera. No se podía pactar la política penitenciaria con el PNV porque era el anticipo para negociar sobre otras cosas como sobre la autodeterminación, que es lo que le interesa a ETA. A la banda nunca le han importado sus presos, que son partes inútiles para sus fines y éstos siempre consisten en hacerse con poder.

 ¿Usted se acuerda del asesinato de Joseba Pagazaurtundúa?

 Desde luego. Fui a Andoain al homenaje y tengo el recuerdo imborrable de haber escuchado en ese acto el himno de la Guardia Civil y también la Internacional.

 ¿Y sabía que por entonces dirigentes del PSE ya hablaban con Batasuna?

 Yo sólo tenía un recado de Nicolás Redondo, que siempre actuó con lealtad hacia mí, con la información de que habían tenido una conversación con ellos sin la mayor trascendencia. Cuando matan a Pagazaurtundúa ya no era ministro del Interior y no tenía más datos.

 ¿Pero cree que Zapatero preparaba las conversaciones con ETA cuando estaba en la oposición?

 Lo he dicho siempre. El PSOE cambió totalmente en 2000. La actitud de responsabilidad y lealtad en la lucha antiterrorista de la izquierda de los cuatro años anteriores se acabó con nuestra mayoría absoluta.

 ¿Ve a su partido con posibilidades de ganar las próximas elecciones generales?

 El PP tiene que ganar las elecciones generales. Es necesario que esté por delante del PSOE y es perfectamente posible. Otra cosa es poder gobernar.Pero ahora lo importante es que los ciudadanos se den cuenta de que España necesita al PP. Los guionistas de televisión, los redactores de frases redondas que no dicen nada han hecho el agosto en La Moncloa -Zapatero es imbatible en ese terreno- pero todos los problemas se han agravado con este presidente del Gobierno.

 ¿Echa de menos la política nacional, se plantea volver?

 Yo no hago pronósticos con mi vida, siempre he dejado llevar por la providencia. Lo importante es que cada uno esté en cada responsabilidad con la máxima ilusión. A mí me persigue el tema de ETA. Después de estar en el Parlamento vasco y en el Gobierno, ahora me llega al corazón de Europa y es evidente que lo afronto con la máxima pasión. Lo fundamental en la política es ser útil y ahora mismo es un orgullo representar las ideas de muchos millones de españoles.

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