Los ejemplares de esta guía se distribuirán en un amplia red de oficinas de turismo, en 300 casas de turismo rural y en otros establecimientos hosteleros.


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21-07-2007-ABC

La Secretaría General de Política Lingüística de la Xunta de Galicia quiere poner a los turistas a pedir albariños y empanadas en gallego. Para ayudarlos en esta ardua empresa, el organismo distribuirá más de 25.000 manuales de frases útiles con traducciones al inglés, francés, alemán, euskera y catalán.

Política Lingüística pretende que sean los visitantes y no los hosteleros los que amplíen sus conocimientos en idiomas y vuelvan a sus países de origen conociendo el que para Marisol López es la principal señal de identidad de Galicia, y también parte de su atractivo turístico.

La iniciativa se completará con la distribución de 20.000 postales con palabras en gallego diseñadas por el ilustrador Kiko da Silva, para que los turistas difundan que la Comunidad gallega tiene una lengua propia.

Marisol López apostó por la continuidad de esta iniciativa y destacó que es la primera que se realiza en colaboración entre su departamento y Turgalicia, para plasmar los objetivos del Plan General de Normalización Lingüística.

Cuando aún sigue muy viva la polémica sobre la presencia del gallego en la enseñanza en las últimas semanas, la Xunta de Galicia anuncia que se gastará 20.000 euros en la publicación de estas guías, que contarán con diversas versiones plurilingües.

Entre ellas, una guía que agrupa gallego, euskera y catalán para «alcanzar una concepción plurilingüe de los materiales promocionales institucionales respetuosa con la pluralidad lingüísitca del Estado».

Los ejemplares de esta guía se distribuirán en un amplia red de oficinas de turismo, en 300 casas de turismo rural y en otros establecimientos hosteleros.

Lo que no pasará de ser una anécdota desde el punto de vista cultural, puede crear serios problemas de comunicación para los «guiris». No obstante, es más que habitual ver a visitantes del norte de Europa, principalmente ingleses y alemanes, haciendo pantomimas por las calles de Santiago para hacerse entender por los locales, cuyos conocimientos idiomáticos les resultan más que insuficientes.