El PSOE admite que carece de fuerza para decir al PSC con quién gobierna Cataluña
21/12/2025

Ante los hechos consumados, el PSOE ha optado por intentar hacer de la necesidad virtud.
G. LÓPEZ ALBA
07-11-2006-ABC
Nunca antes se vio tan poco entusiasmo de un partido político en festejar su presencia en un Gobierno -aunque sea a través de una organización «hermana»-. La reedición del «tripartito» en Cataluña, con el regreso a la primera línea de Carod-Rovira, sólo era -para el PSOE- un escenario empeorable por una coalición CiU-ERC, que hubiera privado simultáneamente de sus dos posibles socios catalanes a José Luis Rodríguez Zapatero, y así se plasmó en el primer juicio público hecho en Ferraz.
Alfonso Perales, secretario de Política Autonómica y «número tres» del PSOE, tras reunir a la Permanente de la ejecutiva, dijo que, «como dirección del partido, manifestamos nuestro respeto» hacia la fórmula elegida por el PSC, aunque no pudo ocultar que se asume por inevitable.
Zapatero -que regresó de la cumbre iberoamericana en la madrugada de ayer- y José Blanco -que sigue en Iberoamérica- mantuvieron sus agendas a sabiendas de que era «inútil» pedir al PSC, y a Montilla como futuro primer presidente «charnego», el «sacrificio imposible» de renunciar al Palau de la Generalitat.
Así lo reconoció Perales al señalar que «nosotros no estamos en disposición, en estos momentos, de decir a Montilla quiénes estarán en su Gobierno». A diferencia de lo que ocurriría en cualquier otro territorio, las alianzas de los socialistas en Cataluña no se someten al Comité Federal del PSOE, al tratarse de un partido federado -esta independencia, que siempre recuerda el PSC, ahora se subraya desde el PSOE-.
Hechos consumados
El «número tres» del PSOE, que recabó el criterio de Manuel Chaves, Alfredo Pérez Rubalcaba y Blanco antes de comparecer, reconoció también que «es verdad que [el nuevo gobierno] se podía haber conformado de otra manera» -el PSOE prefería que se dejase gobernar a CiU en minoría o, en todo caso, un tripartito sin Carod-. Igualmente admitió que, aunque Chaves y Rubalcaba han estado en contacto con Montilla -que también habló con Zapatero y De la Vega-, el PSOE «ha recibido información, aunque no pormenorizada», de la negociación.
Ante los hechos consumados, el PSOE ha optado por intentar hacer de la necesidad virtud. Así, Perales destacó como «muy alentador» el compromiso de «construir un gobierno sobre bases distintas, con un presidente y una agenda nueva, y con una estructura diferente, por lo que tenemos que suponer que algunos errores que se pudieron cometer quedarán corregidos y subsanados». También valoró «la rapidez» de la negociación e incluso asumió la nueva terminología de «entesa» (unión) con que se intenta vestir el nuevo tripartito.
Pero, dicho esto, insistió en que «la decisión la han tomado Montilla y la dirección del PSC», a quienes -dijo- corresponderá «explicar» la contradicción de que el Gobierno que desarrollará el nuevo Estatuto tenga una de sus pilares en un partido que votó en su contra.
«Complicación» para Zapatero
Por todo ello, Perales puso más énfasis en desvincular la suerte del tripartito y la del Gobierno de Zapatero. «La política de alianzas del PSOE va a seguir siendo la misma, de búsqueda de acuerdos sin exclusiones. No cesaremos en el esfuerzo de buscar acuerdos con CiU».
En Moncloa existe la conciencia de que se abre un «escenario complicado», pero se confía en que Montilla ejerza sabiendo que su primer año tendrá una influencia «decisiva» para su futuro y para determinar el impacto en el electorado del PSOE ante la cita de 2008, y que Carod aproveche la «segunda oportunidad» para «redimirse». La primera prueba será el apoyo de ERC a los Presupuestos del Estado. Pero nada impedirá la decepción de quienes dentro del PSOE apostaban por el giro hacia los «nacionalistas profesionales».




