Una reciente sentencia judicial le obliga a colocar la Enseña nacional en la fachada del Ayuntamiento.


20071002224742-180px-inaki-azkuna-2005-.jpg1-4-2008 – EL CORREO DIGITAL (VIZCAYA)

J. M. REVIRIEGO

El equipo de Iñaki Azkuna, al que una sentencia judicial obliga a colocar en la fachada del Ayuntamiento de Bilbao la bandera española antes del próximo lunes, estudia situar la enseña más arriba de la balconada con el fin de evitar eventuales sabotajes. A esa misma altura, que aleja la posibilidad de que intrusos trepen por la fachada del edificio hasta el mirador, ondearía también la ikurriña, en un intento por equilibrar el protocolo político e institucional tras el fallo que ordena ondear la enseña rojigualda todos los días. Aunque oficialmente la Alcaldía sigue sin desvelar cuándo y cómo la colocará, un portavoz autorizado del Gobierno local que lidera el PNV reiteró ayer que Azkuna cumplirá «en tiempo y forma» la resolución.

La casa consistorial de Bilbao no expone emblema alguno salvo el viernes de la Aste Nagusia, día grande de las fiestas en el que flamean durante una hora a lo sumo las cuatro enseñas oficiales en virtud de un acuerdo del pleno municipal: europea, española, vasca y de la villa. La obligatoria instalación de la bandera de España en el Ayuntamiento responde a un fallo dictado el pasado 30 de noviembre por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. Esta sentencia del Contencioso-administrativo, contra la que no cabe recurso, desestimaba una apelación presentada por el Consistorio contra un auto judicial donde se daba respaldo a una denuncia de la Abogacía del Estado, organismo que exigía el cumplimiento de la ley que regula el uso de banderas. La resolución fue entregada formalmente el 7 de febrero con un plazo de ejecución de dos meses.

«Poco ‘banderero’»

Desde el primer momento, la Alcaldía confirmó su voluntad de cumplir la sentencia, pero con un cierto desapego hacia su contenido debido al espíritu «poco ‘banderero’» confesado por Azkuna. En una entrevista concedida a este periódico en agosto, meses antes de la difusión de la resolución, el alcalde fue muy claro sobre cuál es su idea sobre estos símbolos: «Las banderas, en general, han sido motivo de confrontación más que de unión. Por tanto, si de mí dependiera, no pondría ninguna. Así de claro».

Conocido el fallo, el regidor anunció que lo asumía, pero más «por obligación que por devoción», y recordó que «no es lo mismo» exponer la rojigualda «en Madrid que en Bilbao o en Andoain». «Nos traerá problemas», apuntó el mandatario de la única capital vasca liderada por el PNV. Una plataforma formada por representantes sociales, entre los que figura el ex jugador del Athletic Ritxi Mendiguren, dará a conocer hoy un documento «contra la imposición de la bandera española».

En San Sebastián, el Ayuntamiento que gobierna Odón Elorza (PSE) luce durante un tiempo todas las enseñas en sus fiestas grandes -casos del Día de San Sebastián o de La Salve-. En el caso de Elorza, un juzgado archivó una denuncia promovida por la vía penal por el sindicato Manos Limpias que le exigía la colocación permanente de la bandera nacional. Por su parte, el Consistorio de la capital alavesa, gestionado por su compañero de partido Patxi Lazcoz, tiene instalados en la balconada los emblemas durante todo el año -por este orden, y de izquierda a derecha, Vitoria, Euskadi, España, Álava y Europa-, como ha ocurrido sin estridencias durante los mandatos de Alfonso Alonso (PP) y José Angel Cuerda (PNV).

Cuando restan apenas seis días para que expire el plazo en Bilbao, el equipo de Azkuna perfila la colocación permanente de los símbolos, lo que se convertirá en un hecho inédito en democracia. Al parecer, habría encargado ya a una empresa especializada la fabricación de nuevos mástiles porque los anteriores fueron retirados con la excusa del «deterioro» de la fachada consistorial. De hecho, ayer no había astas puestas. Incluso, podría haber contratado la elaboración de un nuevo juego de enseñas.

La renovación de estos símbolos, exteriores e interiores, es una práctica frecuente en el Ayuntamiento que sólo ha trascendido ahora que un tribunal obliga a que ondee la española. Su mástil podría colocarse a la altura del reloj del edificio, al mismo nivel que estaría la ikurriña, lo que evitaría la custodia de la balconada.