
El vicepresidente autonómico, durante la conferencia, en el teatro El Patronato de La Garriga (Barcelona) (Foto: Generalidad de Cataluña).
Miércoles, 20 de octubre de 2010 |
La “internacionalización de Cataluña” es uno de los objetivos de ERC, lo ha sido para Josep-Lluís Carod-Rovira, vicepresidente del Gobierno tripartito, y lo podría ser para el futuro Gobierno autonómico creando una Consejería de Asuntos Exteriores. De hecho, Carod-Rovira creó en 2008, con el lógico beneplácito del presidente autonómico y el PSC, José Montilla, una Viceconsejería de Asuntos Exteriores, dependiente directamente de Vicepresidencia, como paso previo a la creación del ministerio de la Generalidad.
“Hace falta una acción exterior que promueva la internacionalización de Cataluña […], en defensa de nuestros intereses económicos, sociales, culturales y políticos”, ha indicado el vicepresidente autonómico independentista, este martes, poco antes de augurar el “paso siguiente”: “Equiparar nuestro país [por Cataluña] a todos los otros con la creación de un Departamento de Asuntos Exteriores, con rango de consejería para promover y defender adecuadamente nuestros intereses […] político institucionales en todo el mundo”.
Arquitectura institucional de Estado
En la inauguración del curso académico 2010-2011 de la Fundació Universitària Martí l’Humà, vinculada a la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el vicepresidente de la Generalidad de Cataluña, ha señalado que el futuro Gobierno autonómico -en el que él, seguro, no estará- debe asumir como “pasos indispensables” los realizados por el propio Carod-Rovira en la creación de una arquitectura institucional independiente del Gobierno en materia de asuntos internacionales y la apertura de delegaciones (las conocidas como embajadas autonómicas) en el extranjero.
En este sentido, el líder separatista ha reiterado que “el mundo de Cataluña es todo el mundo”, así, sin especificar, ni esclarecer qué es “el mundo”, y para que Cataluña, según Carod-Rovira, sea “un auténtico actor global” es necesaria la creación de una Consejería de Asuntos Exteriores. Cueste lo que cueste. Algo que, sin embargo, no es exclusivo de los gobiernos autonómicos, el Ayuntamiento de Barcelona también tiene su embajada.
El vicepresidente autonómico ha basado su apuesta de futuro en la encuesta del Centro de Estudios de Opinión de la Generalidad, que el pasado mes de julio, preguntados los ciudadanos por la Administración autonómica, respondieron mayoritariamente (un 73,5%) que la Generalidad debía defender los intereses de Cataluña en el mundo.
Los grupos de la oposición en el Parlamento de Cataluña han criticado, durante esta legislatura, los viajes al extranjero realizados por Carod-Rovira que, pese a no tener competencias de representación fuera de nuestras fronteras, exclusivas del Gobierno según recoge la Constitución, ha viajado por el mundo internacionalizando la causa separatista. Así, entre muchos y polémicos viajes realizados, el vicepresidente autonómico estuvo en Canadá, el julio pasado. Y, en octubre de 2009, viajó a Estados Unidos.
Anunciado en el Plan de Acción Exterior
La posición manifestada este martes se enmarca en el Plan de Acción Exterior de la Generalidad de Cataluña para el período 2010-2015 y que la viceconsejera de Asuntos Exteriores, Roser Clavell, presentó el pasado mes de marzo.
Según el documento del Plan de Acción Exterior, la futura consejería ejercerá ‘plenamente las competencias en acción exterior’, posicionará ‘a Cataluña como un actor de referencia para otros gobiernos, organismos internacionales y redes internacionales’ y desplegará ‘una estrategia diplomática pública para proyectar la imagen de Cataluña al mundo’.
Entre los objetivos destacan, además de la apertura de nuevas embajadas, el fomento de las relaciones bilaterales con otros gobiernos y la creación de un cuerpo diplomático de la Generalidad, similar al que ostenta un Estado.
Así, este Plan prevé incluso otorgar inmunidad diplomática a sus embajadores: ‘Considerando el principio general según el cual la Generalidad es Estado, el Gobierno [autonómico] ha de trabajar, sin renunciar a sus propias estrategias y autonomía de gestión, para desarrollar una mayor colaboración entre las representaciones de la Generalidad y del Estado, como mejor camino para que las delegaciones y su personal se puedan acoger a los derechos, inmunidades y privilegios previstos por la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas’.