A las resoluciones dictadas por la práctica totalidad de instancias judiciales españolas se une ahora el fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo en el asunto de la ilegalización de Batasuna.
01-07-2009
A las resoluciones dictadas por la práctica totalidad de instancias judiciales españolas se une ahora el fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo en el asunto de la ilegalización de Batasuna. Estrasburgo no sólo da la razón al Estado español, sino que hace constar en la sentencia conocida ayer que el objetivo final de la formación nacionalista no era otro que el de “completar y apoyar políticamente la acción de organizaciones terroristas para perturbar el orden constitucional y alterar gravemente la paz pública”. Claro y directo.
Han sido muchos años los que los ciudadanos vascos no nacionalistas han tenido que aguantar los paños calientes y las contemplaciones del mal llamado nacionalismo moderado hacia sus correligionarios más radicales. Muchos los desplantes, muchas las justificaciones injustificables y demasiados los desprecios hacia las víctimas del terrorismo. Uno de los más significativos, por cierto, fue el de poner al frente de la Comisión de Derechos Humanos de la cámara vasca nada menos que a Josu Ternera, terrosita confeso y uno de los actuales dirigentes de ETA. Entonces formaba parte de Batasuna, corroborando la teoría de los vasos comunicantes entre los comandos etarras y sus secuaces políticos. Este fallo de Estrasburgo debería hacer recapacitar a más de uno sobre si realmente merece la pena seguir teniendo en tan alta consideración a partidos como el PNV, tan reacio a condenar a los acólitos del terrorismo. Muchos de ellos, por cierto, engrosan las filas del PSE, que tiene un sector bastante afín al nacionalismo. Ojalá la sentencia de Estrasburgo les abra los ojos de una vez por todas.