El pasado 26 de junio Arnaldo Otegi fue entrevistado en La noche en 24h de TVE. Este personaje fue condenado a 6 años de cárcel por un secuestro de un directivo de Michelín y a otros 6 años por ser miembro de ETA. En la banda era conocido como «El Gordo».
Otegi se define como «una persona evidentemente de izquierdas». Pero sin dar el parámetro, como si fuese preso del izquierdismo indefinido más ingenuo, al no precisar si es anarquista, socialdemócrata o comunista. En diversas ocasiones ha sido algo más concreto y se ha presentado como «marxista». Pero «El Gordo» tiene más de aranista que de marxista, y difícilmente puede hablarse de un marxismo-aranismo (aunque Vázquez Montalbán hablaba de «pujolismo-leninismo»).
Pero la ideología de Otegi y los aberchales no difiere mucho de la de PSOE y Podemos: fundamentalismo democrático, izquierdismo indefinido, retroantifraquismo, ideología de género, Leyenda Negra y por supuesto el odio a Vox, al que catalogan sin ningún razonamiento o ningún criterio de clasificación como «extrema derecha». En realidad, ninguno de los que tienen «extrema derecha» todo el santo día en la boca saben de lo que hablan.
Es menester recordar aquí que fue el mismo Arnaldo Otegi el primero en decir públicamente lo que después sería la versión oficial del 11M: «La izquierda aberchale no contempla, ni como mera hipótesis, que ETA esté detrás de lo ocurrido hoy en Madrid… el Estado español mantiene fuerzas de ocupación en Irak». Por tanto han sido los islamistas y no ETA.
En el 24h Otegi es presentado como «Coordinador General de EH Bildu». Sin embargo, Otegi está inhabilitado como cargo público hasta 2021. Afirma que él representa a una formación política «que es una formación de formaciones políticas que se llama EH Bildu», que viene a ser «una coalición de partidos que ahora se define como una “coalición-movimiento”». Algunos de esos partidos -señala Otegi- «han condenado la lucha armada de ETA desde el inicio. Por ejemplo: Euskal Askatasuna, Izquierda Alternativa, que es una escisión de Izquierda Unida, etc.».
Otegi sacaba pecho señalando que Bildu es la primera fuerza municipal en el País Vasco («contando a Navarra»), así como «la fuerza que más alcaldes tiene» y que «más concejales tiene». Y añade: «Somos la segunda fuerza de nuestro país. Somos una fuerza avalada por los votos de la gente».
Otegi se queja de que hablar del pasado es «un intento permanente de bloquear el presente y el futuro». Respecto a la actividad terrorista y asesina de ETA Otegi afirmaba que se trata de «una página que está pasada. Que felizmente nosotros hemos contribuido a que pase». Y añade: «Estirar permanentemente el chicle del pasado todavía da réditos electorales en el Estado español». !Ya se ve! Que le pregunten al PSOE con la Memoria Histórica y el chollo del antifranquismo retrospectivo. Régimen, el franquista, que Otegi en la entrevista clasifica como «dictadura genocida».
El Gordo se atribuye el mérito de hacer que «la violencia armada de ETA [eufemismo empleado para no hablar de la actividad terrorista y asesina de la banda] desaparezca de la ecuación política vasca». Y es que Otegi ha sabido muy bien seguir el camino de los separatistas catalanes: la vía parlamentaria a la larga es más efectiva, y desde luego más lucrativa, que la vía de las bombas y los tiros en la nuca. Aunque para que los partidos separatistas tuviesen recorrido ETA les hizo «el trabajo sucio» moviendo el árbol.
El periodista de TVE le pregunta si condena la violencia de ETA y las muertes causas por la banda. Y le exigía al dirigente batasuno «un sí o un no». A lo que el batasuno respondía: «Voy a tratar de explicarme por encima de los monosílabos». Vamos, que no lo condena, y no es no. Aunque más adelante dice que en la cárcel escribió un libro titulado El tiempo de las luces, y en la página 201 dice que «lo siento de corazón si en alguna ocasión yo, como portavoz -y hablaba en nombre de todos los portavoces de la izquierda aberchale- habíamos generado más dolor a las víctimas del necesario o del que teníamos derecho a hacer».
Se vanagloriaba de que «nosotros hemos contribuido a que desaparezca la violencia armada de ETA… Nosotros y nosotras [ya vemos que el etarra también habla como «ellos y ellas»] hemos contribuido a que desaparezca la violencia política [es decir, el terrorismo y el genocidio, porque ETA mataba españoles por el mero hecho de serlo] de este país por parte de ETA».
El entrevistador le informa que hay 307 crímenes de ETA pendientes de aclarar. Y afirma Otegi: «Lo entiendo perfectamente. Pero cuando se habla de las víctimas habrá que hablar de todas. Porque aquí siempre hay una tendencia generalizada en los grandes medios de comunicación a hablar sólo de unas». Eso es precisamente lo que se hace con las víctimas de la Guerra Civil; pues sólo se habla de las víctimas de un bando (el bando por el que simpatizan los ideólogos de la Memoria Histórica).
El etarra tuvo el descaro de exigir la creación de una «comisión de la verdad en la que cada parte asumiera la responsabilidad en la generación de sufrimiento en este país». Y señalaba: «A mí me gustaría que Felipe González dijera que, efectivamente, fue la X del GAL… Y eso contribuiría a consolidar la paz… “Exijo”, entrecomillas, que esto se haga así por parte de todas las partes. “Verdad, justicia y reparación”. De acuerdo: toda la verdad, toda la justicia y toda la reparación para todas las víctimas, de un lado y de otro».
Otegi iguala víctimas y verdugos; y habla de «paz», porque –como decía «Gorburu»– es «un hombre de paz». Pero, ¿es que acaso hay una guerra, como también decía el Papa Francisco? No, los terroristas no son soldados de un Estado llamado «Euskal Herria», que sólo existe en la sesera de algunos iluminados. Los terroristas son una banda de asesinos que mataban españoles por el mero hecho de serlo, lo cual es inequívocamente una actividad genocida. ¡Y no, el franquismo no fue genocida! Fue otra cosa. Como tampoco fue genocida el Frente Popular.
Otegi se presenta con orgullo como «probablemente el único ciudadano europeo [él es ciudadano español, no existe la ciudadanía europea] que ha sido absuelto por dos veces por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo». Tal tribunal «¡dos veces me ha dado la razón!». Añadía que su condena por ser miembro de ETA por el Tribunal Supremo «no ha sido ratificada por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo». Y tal tribunal «dijo que no fui sometido a un juicio justo».
Se refiere al mismo tribunal que resolvió definitivamente en un recurso presentado por una condenada de ETA, Inés del Río, que la aplicación de la doctrina Parot con carácter retroactivo vulneraba los artículos 7 y 5.1 del Convenio Europeo de Derechos Humanos. 60 etarras fueron puestos en libertad. Y para disimular que se trataba de una amnistía, también salieron algunos violadores y pederastas que, por cierto, han reincidido en sus quehaceres retorcidos. Ninguna asociación de feministas hizo la más mínima protesta. Tal vez por su afinidad ideológica con los aberchales. No dejan de ser «compañeros de viaje».
Terminando la entrevista Otegi comenta algo que ya sabíamos de sobra: «Nosotros hemos mantenido a la largo de la historia muchas relaciones con el Partido Socialista y el Partido Popular… Tengo a buen recaudo las actas de mis negociaciones con el Partido Popular». Recuerda que había llegado «a acuerdos con el señor Maroto en el ayuntamiento de Vitoria». Los contactos de los batasunos con el PP y el PSOE son «una dinámica muy normal en este país, una dinámica que además aquí se ve con absoluta naturalidad, y es una dinámica que la gente además de aceptar cree que es conveniente… Hablar está bien». Ya se lo dijo el monarca a Carod-Rovira: «Hablando se entiende la gente».
A la pregunta de si van a facilitar la investidura de Sánchez, Otegi lo tenía muy claro: «Nosotros -se refiere a Bildu y su alianza con ERC- no vamos a permitir el acceso de la extrema derecha al gobierno del Estado español, y por tanto nuestra posición de principio es de: no bloqueo, no cheques en blanco». Y se pregunta: «¿El señor Sánchez va a ser el señor Sánchez del 155? ¿El señor Sánchez del juicio a los militantes independentistas del procés? ¿O va a ser el señor Sánchez que en el programa de Diego le habló de las presiones de las élites económicas, de la plurinacionalidad, etc.?». Y advierte: «La crisis del régimen es evidente en el Estado español». De ahí que Otegi contemple la acción de que Sánchez opte por abrir «un tiempo nuevo en que la negociación y el diálogo primen sobre otro tipo de políticas». Esto es, las políticas orientadas a la destrucción de la unidad e identidad de España.
Daniel López. Doctor en Filosofía.