En cualquier caso, lo más grave, lo que convierte las amenazas de Tardá en un verdadero peligro para la nación española, es que este diputado, con sus colegas de grupo, siga ocupando asiento en el Congreso tras estas declaraciones, siendo así que, además, el presidente de esa misma cámara, José Bono, lo encubra bajo excusas caracteriológicas. El verdadero peligro de estas declaraciones, en definitiva, reside en el encubrimiento cómplice que le sucede.
Ya resulta sorprendente, y hasta irritante por su ingenuidad, la sorpresa que produce en muchos (periodistas, contertulios, …) las arengas y consignas como la manifestada por el diputado por Barcelona J. Tardá el día del XXX aniversario de la Constitución española del 78. Lo que todo el mundo entendió, ingenuamente decimos, como exabrupto, no era tal ni para Tardá ni para el auditorio al que se dirigía, para los que «muerte al Borbón» es, nada menos, que una consigna «histórica», según tuvo ocasión de aclarar Tardá con las «disculpas» que sucedieron al «exabrupto».
Una consigna además que va dirigida no tanto contra la monarquía en España, sino contra España como nación, sea esta monárquica o republicana (recordemos que ERC dio sendos golpes de estado, proclamando el «Estat Catalá», contra la II república española –-es decir contra España en su forma republicana–). Y es que peor aún que las declaraciones «irreflexivas», o «primarias» (como las calificó Bono, en acto de exculpación o encubrimiento por su parte), son las «disculpas» se supone que meditadas, reflexivas que vinieron después por parte de este diputado, y que dieron profundidad «histórica» al exabrupto (o a lo que muchos ingenuamente, insistimos, consideran tal).
En efecto, «muera el Borbón» es todo un programa secesionista y faccioso que, al margen de la literalidad del mismo en referencia a Juan Carlos I, supone el no reconocimiento de España como nación afirmando la condición nacional (ya desde 1714) de lo que constitucionalmente no es sino uno de sus fragmentos, Cataluña. Es así que, en efecto, como afirmó Tardá en declaraciones a RAC1, la Constitución «no reconoce los derechos nacionales de Cataluña y además, impone una institución monárquica que es ajena a la legalidad republicana de entonces».
Esta «reflexión», proviniendo de un diputado con asiento en Las Cortes, es bastante más grave, por su inconsistencia, que el exabrupto en cuestión, pues por ellas no se reconoce al poder soberano que el propio diputado sin embargo representa. Por otro lado además la «meditación» también es falsaria y tendenciosa, puesto que la ley segundorepublicana (Constitución de 1931) tampoco «reconocía los derechos nacionales de Cataluña» (y es que ¿cómo una constitución jurídica va a reconocer los derechos nacionales tan solo de una parte suya?; y si no fuese parte suya, sino un todo nacional, ¿cómo una constitución va a reconocer los derechos de una nación que no es la propia?).
En cualquier caso, lo más grave, lo que convierte las amenazas de Tardá en un verdadero peligro para la nación española, es que este diputado, con sus colegas de grupo, siga ocupando asiento en el Congreso tras estas declaraciones, siendo así que, además, el presidente de esa misma cámara, José Bono, lo encubra bajo excusas caracteriológicas. El verdadero peligro de estas declaraciones, en definitiva, reside en el encubrimiento cómplice que le sucede.
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA