Lo que Ibarreche se propone es literalmente una traición a la soberanía nacional, soberanía que reside en el pueblo español, y no en los ciudadanos de la comunidad autónoma vasca.


El presidente del gobierno autonómico vasco, Ibarreche, ha insistido en que sacará adelante su referéndum para que “los vascos decidan”, es decir, para que los secesionistas planteen formalmente la separación de España. Como el baile de Zapatero con Batasuna ha relegado al gobierno vasco a un lugar marginal, Ibarreche intenta recuperar terreno como sea. El Gobierno español, por su parte, ha desautorizado a Ibarreche. Por lo que el caso catalán nos ha mostrado, la oposición socialista a ese referéndum vasco sólo tiene una causa: como el PSOE no ha estado en la cocina, no lo avalará. El problema, sin embargo, sigue estando ahí y no se solventa con desdenes.

Lo que Ibarreche se propone es literalmente una traición a la soberanía
nacional, soberanía que reside en el pueblo español, y no en los ciudadanos de la comunidad autónoma vasca. Por esta cuestión fundamental se agrietó el sistema bajo el último Gobierno Aznar, grieta que el PSOE, entonces en la oposición, achacó a Aznar y no a Ibarreche. Nos agradaría ver que el Gobierno pone los intereses generales de España por delante de sus intereses particulares de partido. Zapatero tiene que recoger el guante de Ibarreche de modo que la unidad nacional de España quede reforzada. Esperamos.