Esta trama institucional, por la que se mantiene a muchos españoles al margen de otros, ha segregado ya una capa de tal grosor que penetrar en el País Vasco desde algún otro punto de España resulta ya bastante dificultoso


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La infiltración por parte de los grupos secesionistas en las instituciones españolas ha permitido, les ha permitido, establecer una suerte de trama institucional, con sus magistraturas y cargos, con sus presupuestos y hacienda, con sus satélites y dependencias, cuya actividad durante los últimos años se ha desarrollado con un claro objetivo: la fragmentación de España.

Particularmente a escala municipal el escándalo es mayúsculo. En muchos, por no decir la práctica totalidad, de los pueblos del País Vasco, los ciudadanos españoles viven envueltos de toda la simbología secesionista de tal modo que, cualquiera que se acerque desde cualquier parte de España tiene la impresión, en efecto, inducida a gritos por tal simbología, que entra en un país extranjero. Es claro que se ha conseguido a base de asesinatos, extorsiones, amenazas, insultos, etc… y falta de compromiso nacional desde otros lugares desde los que no se piensa en nada más que en su propio feudo.
Así esta trama institucional, por la que se mantiene a muchos españoles al margen de otros, ha segregado ya una capa de tal grosor que penetrar en el País Vasco desde algún otro punto de España resulta ya bastante dificultoso.

De este modo, a través de la consulta de las páginas web de los ayuntamientos, el mapa de España ha desaparecido por completo, solo utilizando como referencia el mapa ese de la “gran Euskal Herria” (apareciendo en él, por cierto, comarcas francesas), y por supuesto el mapa de Europa -un mapa físico, para evitar así la representación de las fronteras reales europeas-. Por otro lado, la información sobre las distancias entre localidades tan solo se indican con respecto a las capitales provinciales, y pueblos comarcanos, sin aparecer en ningún momento la distancia con respecto a la capital de la nación, Madrid (como suele figurar en otras regiones) u otras grandes ciudades importantes en la jerarquía urbana española (Zaragoza, Barcelona).

Esto en relación al País Vasco y Navarra; en el caso de Galicia, Cataluña, Valencia y Baleares, la información ofrecida por muchos municipios ni siquiera se ofrece en español.

En este sentido a nadie debiera de sorprender el que en algunas localidades vascas y navarras, así en Durango, Hernani, Lejona, Amorebieta, Arrigorriaga, Elgueta, Alegría o Llodio, rindan su particular homenaje a militantes de ETA como Argala, Txikia, Pana, Txiki, Otaegi o Txabi Etxebarrieta, dedicándole el nombre de algunas de sus plazas y calles. Más de veinte años después de haber instituido estos nombres, parece que las instituciones gubernamentales y legislativas quieren reaccionar (la futura Ley de Víctimas promete, parece ser, retirar esos nombres). Desde la Fundación DENAES esto nos parece imprescindible pero, creemos, que ello representa la punta del iceberg de las actividades secesionistas promovidas por muchos de esos ayuntamientos.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA