Pero si desde las coordenadas del Pensamiento Alicia, con su fondo de maldad y tacticismo, el cuento de los moriscos tendría un final feliz, la tozuda realidad puede introducir una variante final que arruine la fábula de los moriscos. Una vez conseguido su derecho al voto, los neomoriscos podrían dirigir éste a un partido mucho más afín a sus convicciones, una organización de reciente nacimiento, cuyo objetivo es incompatible no con la existencia de España, sino con su esencia: el Partido Renacimiento y Unión de España (PRUNE).


moriscos.jpgAyer miércoles, la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados aprobó, con el único rechazo del PP y de los secesionistas de CiU, la proposición del PSOE que busca «estrechar lazos económicos y sociales» con los descendientes de los moriscos expulsados de España en 1609 por causa de un decreto rubricado por Felipe III. El resto del espectro político español, muy centrado en sus objetivos, es decir, entregado a toda causa que suponga un daño a la Nación, se sumó a esta iniciativa que sin duda cuenta con las bendiciones del caudillo de la Alianza de Civilizaciones.

Por si los viscosos y pánfilos ingredientes segregados por la mente del iluminado de la Moncloa, no fueran suficientes, en este proyecto concurren otros «argumentos» imprescindibles cuando del análisis de la Historia de España se trata. Nos referimos, cómo no, a la «fuente» de la que beben numerosos grupos políticos, periodísticos y docentes: la Leyenda Negra.

Según este particular cóctel ideológico, los moriscos, –quintacolumna de la piratería berberisca que hubo de ser extirpada por el bien del cuerpo político español– no sería sino una víctima de la intolerante España, en la que –quizá lo ignoren- militaba de forma activa un «intelectual» de la época: Miguel de Cervantes Saavedra.

Dicho lo cual, y más allá de las estúpidas e indoctas justificaciones que oiremos en los próximos días, bajo la propuesta socialista, parece subyacer la oportunista intención de que el colectivo filomorisco –-grupo de muy difícil delimitación tras más de 400 años– sería proclive a dar su voto a los que de forma tan generosa como alejada del materialismo histórico, les abren las puertas de lo que antaño fue Al Ándalus.

Pero si desde las coordenadas del Pensamiento Alicia, con su fondo de maldad y tacticismo, el cuento de los moriscos tendría un final feliz, acaso con la guinda de arrinconar a de paso a la «bruja mala», es decir, a la Iglesia Católica que encarna todos los males, según la particular visión de la grey anticlerical y maurófila, la tozuda realidad –-Lenin dixit— puede introducir una variante final que arruine la fábula de los moriscos. Una vez conseguido su derecho al voto, los neomoriscos podrían dirigir éste a un partido mucho más afín a sus convicciones, una organización de reciente nacimiento, cuyo objetivo es incompatible no con la existencia de España, sino con su esencia. Se trata, como los lectores de estas páginas habrán adivinado, del Partido Renacimiento y Unión de España (PRUNE).

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA