Según «El País», la «crispación» que el líder del PP estaría sufriendo en estos momentos no es otra cosa que la consecuencia de la actitud mantenida por el propio Rajoy de la mano de la «derecha extrema» («el monstruo») durante la pasada legislatura
Con el título «El monstruo ha vuelto», El País publicaba ayer domingo un editorial en el que la buena sintonía que Alicia parece mantener ahora con Mariano Rajoy (una sintonía, por cierto, ratificada a su modo por el diputado Jorge Moragas en entrevista concedida a este diario del grupo PRISA en el que tal individuo apostaba por un nuevo PP, «abierto y moderno») se daba la mano con la «denuncia» de la supuesta «estrategia de agitación y hostigamiento» que Juan Luis Cebrián habría apreciado, al parecer, representada por terceros miembros del Partido Popular así como -y acaso muy particularmente- por medios de comunicación como puedan serlo El Mundo o la cadena COPE. Ahora bien, aun cuando efectivamente, parece que nuestro incombustible diario independiente de la mañana estaría con ello procurando salvar la cara a Rajoy frente a sus «críticos», el citado editorial procede también a recordarle benevolentemente a don Mariano que la «crispación» que el líder del PP estaría sufriendo en estos momentos no es otra cosa que la consecuencia de la actitud mantenida por el propio Rajoy de la mano de la «derecha extrema» («el monstruo») durante la pasada legislatura: el «monstruo», en efecto, tras haberse cebado lo suficiente en la arremetida contra el gobierno de ZP, se habría vuelto ahora a morder la mano que lo habría alimentado durante demasiado tiempo.
Una denuncia idéntica a esta efectuada por El País, pudo sacarla adelante el pasado sábado el sutílisimo y discretísimo secretario de organización del Partido Socialista Obrero Español don Pepiño Blanco para quien Rajoy estaría probando estos últimos días algunas dosis de su propia medicina, sin perjuicio de lo cual, y poniendo las cartas boca arriba, pudo Blanco formular sus buenos deseos respecto del «liderazgo» de don Mariano en términos tan diáfanos como los siguientes: «No sé si es lo mejor para España, pero sí es lo mejor para el PSOE».
Y finalmente el propio Gaspar Llamazares, todavía en funciones de secretario general de Izquierda Unida, expresó sus esperanzas de que el Partido Popular salga de su cónclave valenciano «refundado» en su condición de organización política de «derecha normalizada» sin «pulsiones de extrema derecha», trámite este que, supondremos, exigirá sin duda el mantenimiento del «programa» de reformas promovido en nuestros días por el presidente del PP y sus colaboradores así como la barrenación de aquellos dirigentes y militantes (léase Ortega Lara, léase María San Gil, léase Jaime Mayor o Gustavo de Arístegui o Alejo Vidal Cuadras) que aparezcan como refractarios a semejantes reformas.
En estas condiciones, desde la Fundación DENAES queremos simplemente recordar a don Mariano la siguiente anécdota relativa a la vida de Sócrates: y es que paseando Sócrates en cierta ocasión por Atenas en compañía de Alcibíades, el «más sabio y justo de los atenienses» recibió las efusivas felicitaciones del sofista Calicles por el discurso pronunciado días antes en el ágora, a lo que Sócrates no pudo menos que preguntarse lo siguiente: ¿en qué me habré equivocado para que este me aplauda?
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA