La manifestación celebrada ayer domingo en Barcelona, en defensa de España y contra el proceso separatista en Cataluña, no pudo utilizar mejor lema:
«El proceso nos roba»


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Ayer domingo 31 de Enero, al finalizar el primer mes de este año 2016, y en plena incertidumbre sobre cuál será el Gobierno de la Nación Española, una serie de organizaciones cívicas con las que nuestra Fundación ha colaborado recientemente en la manifestación del pasado 6 de Diciembre en Barcelona, tales como España y Catalanes o Convivencia Cívica Catalana, volvieron a echarse a la calle para pedir algo tan lógico, que en cualquier otro país parecería hasta algo obvio: la defensa de la Nación Española frente al proceso separatista iniciado en Cataluña y que, pese a encontrarse actualmente en cuarentena, sigue constituyendo una amenaza formal contra la existencia de nuestra Nación.

Fueron varios miles las personas que se concentraron en la barcelonesa Plaza de San Jaime, justo enfrente del Palacio de Gobierno de la Generalidad, y fueron apoyados por partidos políticos nacionales como el Partido Popular y Ciudadanos, quienes honraron con su presencia la causa de la Nación Española. Los lemas usados para protestar contra el nuevo gobierno sedicioso liderado por Carlos Puigdemont, y apoyados en las bancadas del parlamento catalán por los batasunos de las CUP, fueron muy diversos: «No al proceso, sí al progreso», «Viva España, viva Cataluña», «No a la independencia», o «Hemos votado, habéis fracasado» en alusión a los resultados de las elecciones catalanas del pasado 27 de septiembre, donde sin embargo la mayoría simple obtenida en las urnas por la candidatura unitaria de Juntos Por el Sí, fue interpretada por el ya difunto políticamente Arturo Mas y adláteres, como la expresión de una voluntad general de catalanes que pedía la independencia.

Sin embargo, entre el mar de banderas españolas que destacaban entre otras muchas, brilló con luz propia un lema: «El proceso nos roba». Y en efecto: la cuestión fundamental, la verdadera causa por la que cualquier español residente en Cataluña o en cualquier otro lugar de la Nación Española, que no se haya corrompido por tanta propaganda e ideología basura que durante décadas hemos sufrido cual avalancha en los medios de comunicación o en la enseñanza, ha de rechazar frontalmente las propuestas de los sediciosos y de las sectas antiespañolas con las que detentan gobiernos regionales, municipales o autonómicos, es que los fines de estas organizaciones delictivas son los nada sanos del expolio y el robo de una parte de nuestra soberanía nacional.

Semejantes facinerosos, que para justificar sus nada nobles fines se envuelven en las ideas fuerza de los derechos humanos, la democracia o un fantasmagórico y corrupto «derecho a decidir» al margen de toda la Nación Española, han sido así perfectamente retratados en la manifestación de ayer domingo. Unos delincuentes vulgares que ni respetan los tan encarecidos derechos humanos (¿acaso no va contra la Declaración de 1948 la extirpación de la lengua materna de los españoles residentes en Cataluña, el español, para imponer su lengua vernácula de laboratorio?), ni respetan la democracia realmente existente (en este caso, la democracia española, burlándose de todo tipo de sentencias judiciales y pretendiendo, aunque sin atreverse del todo, pisotear el marco constitucional), ni pueden invocar más «derecho a decidir» que el de cualquier otro español que ejerce su derecho al voto o consume en el mercado pletórico de bienes. Pura fantasía.

Hemos de celebrar en nuestra Fundación que muchos catalanes hayan superado la fase de aceptación pasiva ante el separatismo, y esperamos que en otras latitudes de nuestra Nación, donde las sectas sediciosas siguen operando, la determinación sea la misma, pues es muy necesario. Sin ir más lejos, ante la política lingüística que las sectas separatistas aplican cual yugo sobre unos ciudadanos que son convertidos en poco menos que de segunda clase por no conocer la lengua vernácula correspondiente. No hablamos sólo del caso denunciado paradójicamente la pasada semana por el portavoz de Podemos en Cataluña, Juan Coscubiela, de la intención del nuevo gobierno de Carlos Puigdemont de implantar como requisito obligatorio el conocer el catalán para poder recibir la Renta Mínima de Inserción, protesta que no impide a este partido no nacional defender nada menos que un referéndum separatista en Cataluña (eufemísticamente llamado «referéndum de autodeterminación» dentro del «Estado plurinacional» al que identifican con España), sino tambien de otros realmente delirantes.

Así, en la localidad valenciana de Bétera, cuyo ayuntamiento es regido por Compromiso, esto es, Podemos en la Comunidad Valenciana, la profesora nativa de inglés Luana McEvoy, con más de dos décadas de experiencia en la enseñanza de la lengua de Shakespeare, ha sido despedida de su modesto puesto de trabajo en un centro de enseñanza para adultos ¡por no saber valenciano! No seremos los miembros de esta Fundación quienes hagamos un encendido elogio de la cultura anglosajona, pero no podemos negar que en nuestro mundo globalizado la competencia se encuentra entre lenguas que histórica y actualmente tienen pretensiones de universalidad, como el inglés o el español, y lenguas vernáculas de laboratorio como el artificioso valenciano que se impone a nivel cooficial nada pintan en semejante dialéctica. Por mucho que los miembros de Compromiso se empecinen en ello…

No obstante, queda aún pendiente que el Gobierno de España en funciones aplique de manera contínua y sistemática el Articulo 155 de la Constitución Española, para desarticular de una buena vez a los inanes sediciosos catalanes; ya tomó el pasado mes de Diciembre el Gobierno de Mariano Rajoy la decisión (incluida dentro de dicho artículo) de pagar directamente a las farmacias de Cataluña, ante el flagrante abandono al que el desastroso gobierno de Arturo Mas las había sometido. Urge su completa puesta en marcha en todos los sentidos, antes de que el nuevo gobierno sea investido.

Desde la Fundación Denaes celebramos la manifestación de ayer domingo en defensa de España, algo que engrana a la perfección con nuestros fines como Fundación. Más aún: no podemos sino aplaudir a los acuñadores de uno de los lemas proferidos durante la misma, «El proceso nos roba», puesto que no puede haber mejor descripción de lo que constituyen esos individuos que detentan las sectas separatistas que, bajo la pseudoforma de partidos políticos españoles, constantemente amenazan nuestra Nación: la de un conjunto de facinerosos y vulgares trileros, españoles absolutamente degenerados tras décadas de ideología basura que les han inoculado, que pretenden robarnos parte de nuestro territorio soberano.

Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.