Esta subida de peticiones para ingresar en el Ejército es una prueba de que los prejuicios se pueden romper para todos aquellos a los que, seguramente por necesidad, cómo no, la ideología ya no les vale

Queremos hoy detenernos en una consecuencia positiva de la crisis que, a todas luces, se confirma en nuestro país. Y es que, además de que una “crisis”, en su sentido etimológico de naturaleza médica, puede acabar en curación, la crisis económica no necesariamente implica una crisis moral, siempre más difícil de sanar que aquella. Pensemos, si no, qué puede significar el dato en el que se reparaba ayer en las noticias: el paro ha disparado en España las peticiones de ingreso en el Ejército hasta un 70 %.
Para la cantinela que hasta ahora los españoles hemos venido sufriendo, el llamado “pensamiento único” del pacifismo fundamentalista, este dato puede significar algo así: “siempre pagan el pato los mismos… los desfavorecidos realizan las tareas que nadie quiere…”, etc., etc. Quienes suelen emplear estas razones, se encuentran en ese grupo de favorecidos de la fortuna, por cierto.
Sin embargo, el mismo dato puede interpretarse en un sentido completamente diferente. Desde la Fundación DENAES para la Defensa de la Nación Española sugeriríamos la posibilidad de que esa subida del 70% de peticiones para ingresar en el Ejército sea, al mismo tiempo, una prueba de que los prejuicios se pueden romper para todos aquellos a los que, seguramente por necesidad, cómo no, la ideología ya no les vale.
Afortunadamente para ellos la decisión de ingresar en el Ejército será una ocasión en sus vidas para rechazar las soflamas del “No a la Guerra” que todavía se utilizan para enfrentar a los españoles. Será una oportunidad, también, para desligarse del oscurantismo anarquista desde el que se ha querido educar a toda una generación de españoles, precisamente gracias al conocimiento que obtengan con el oficio que consiste nada menos que en la defensa de su país, donde habitan sus familiares, sus amigos, sus hijos. Y acaso gracias a ellos pueda importarles al resto de españoles qué sea de sus destinos, saber de los lugares en los que sus vidas corren peligro, destinos y lugares de los que hoy, censurados por el pacifismo, ni siquiera oímos hablar salvo vergonzantemente. Repetimos, la crisis económica no tiene por qué agravar la crisis moral en la que ya estábamos envueltos sin ninguna duda, antes de que nadie se preguntara qué iba a pasar con sus ahorros.
Puede que este sea un momento para que algunas cosas se pongan en su sitio. Para muchos jóvenes que se han acercado a las oficinas de reclutamiento seguramente lo será.
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA