Sea como fuere, desde la Fundación para la Defensa de la Nación española deseamos que tenga España, no un feliz año, sino un feliz siglo, terminando con este en el que celebramos el segundo centenario de la Guerra de la Independencia. Por este nuevo 2009 con el que comienza su tercer siglo de existencia, a pesar de tantos…


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Cerramos este año 2008 con una noticia que podría sonar bien para quienes deseamos la fortaleza de la Nación española si no fuera porque es una de las consecuencias de la «Ley de la Memoria Histórica», precisamente una de las leyes emanadas del Parlamento que más ha contribuido a su debilitamiento y cuya entrada en vigor, al parecer, se ha producido el reciente 29 de diciembre. Nos referimos a la posibilidad de adquirir la nacionalidad española para todos aquellos ciudadanos hijos o nietos de exiliados españoles durante el período de la Guerra Civil y el Franquismo.

Y decimos que podría sonar bien porque, desde dentro de nuestras fronteras, no deja de ser una alegría el ver que España tiene la atracción suficiente como para que muchos miles de ciudadanos –se estima que en torno a medio millón– especialmente hispanoamericanos, quieran hacerla su segunda patria. Nada tendría de particular por otra parte, y ahí estaría la visión realista de dicho «movimiento», el que muchos inmigrantes que hasta ahora veían en España un posible lugar de trabajo solucionasen así la situación de ilegalidad por la que pasan o han pasado muchos de sus compatriotas. Pero no es eso lo malo, aunque las intenciones económicas de los interesados, tan loables, sean camufladas con melancolías familiares.

Lo malo, o eso por lo que la apariencia de buena noticia comienza a despejarse, es la propia picaresca del Gobierno Zapatero, que inventa víctimas que proteger más allá de nuestras fronteras. Pues, en efecto, traslada el desaguisado causado en España con tumbas, huesos, estatuas y calles a otros países en los que ciudadanos extranjeros, a los que seguramente no hace falta que nadie les repare su «memoria», si estaban algo despistados se les convierte en «carne de cañón» ideológica. Lo imperdonable, atención, es que se podrá acreditar la condición de exiliados para aquellos españoles que se demuestre que salieron de España entre el comienzo de la Guerra Civil y hasta diciembre de 1955, como si el mero hecho de viajar a otros países supusiese exiliarse. De esta manera, españoles ya fallecidos que no pueden defenderse de semejante tergiversación se apuntan en la nómina de los «liberados» por Zapatero, seguramente con la aquiescencia de sus descendientes.

¿Se habrá cotejado dicho período histórico con otros en los que el flujo de españoles rumbo a Hispanoamérica ha sido tan habitual como que nunca, desde el descubrimiento de América, ha cesado? ¿De qué dictadura se exiliaron entonces?

Sea como fuere, desde la Fundación para la Defensa de la Nación española deseamos que tenga España, no un feliz año, sino un feliz siglo, terminando con este en el que celebramos el segundo centenario de la Guerra de la Independencia. Por este nuevo 2009 con el que comienza su tercer siglo de existencia, a pesar de tantos…

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA