Y sobre todo, si ciertamente el PSOE ha descartado toda negociación futura con la banda secesionista, convendría entonces que el gobierno explicase las razones por las que considera inadecuada la disolución de los ayuntamientos gobernados por la banda terrorista ETA en el País Vasco y en Navarra mediante la aplicación correspondiente de la ley de bases del régimen local puesto que, al margen de tal aplicación, las palabras del Ministro del Interior, por mucho rigor que afecten, no podrán tomarse sino a beneficio de inventario.
«El diálogo con ETA forma parte del pasado». En estos términos se dirigía la pasada semana a los medios el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba dando con ello a entender sin duda que el Gobierno de Zapatero habría cerrado, acaso para siempre, tras el fracaso del llamado «proceso de paz» en la pasada legislatura, todo atisbo posible de negociación política con la banda terrorista ETA. En este sentido, parecería que el Gobierno socialista se habría dado cuenta, en su segunda legislatura, de que frente a la ETA, la única «vía» hacedera no es otra que la policial y ello, muy en particular, después de las últimas detenciones de terroristas en Francia pero también, sin duda, tras las recientes fechorías de los terroristas en Azpeitia, etc.
En esta misma dirección, y confirmando las nuevas posiciones del PSOE, también Pachi López, líder del Partido Socialista de Euskadi y candidato a Lehendakari en esa comunidad autónoma, habría ratificado últimamente, que «no cabe diálogo posible» con sujetos como Jesús Ternera o Ignacio De Juana Chaos que, sin embargo, habrían cumplido, como es bien sabido, el papel de «interlocutores válidos» –incluso a título de «hombres de paz»– de las conversaciones zapaterescas durante el pasado proceso negociador.
Pues bien. Naturalmente que desde la Fundación DENAES no tenemos absolutamente nada que objetar a las palabras de Rubalcaba y de López en lo que ellas puedan tener de rectificación de la estrategia «entreguista» del PSOE. En efecto, frente a la ETA, no «cabe» a nuestro juicio, ningún «diálogo posible» aunque sólo fuese porque damos ciertamente por supuesto, por razones lógicas, que tal «diálogo» no debería jamás iniciarse sin un previo abandono de las armas ni tampoco, desde luego, después de tal abandono (puesto que, cabe preguntarse ¿sobre qué se «negociaría» entonces?).
Ciertamente: si tal banda terrorista no renuncia a su metodología homicida (es decir: «si no deja las armas», si no se rinde) tal «diálogo» resultaría intolerable (una forma , tal y como se ha denunciado en muchas ocasiones,de «ceder al terrorismo», es decir: de aterrorizarse), mientras que si la abandona (esto es: «si renuncia al terrorismo»), el diálogo mismo deviene inútil por supérfluo ( puesto que entonces, supuesto que la ETA ha abandonado ya las armas, no quedaría nada de lo que hablar).
No obstante, y pese como decimos a que las palabras de Rubalcaba en el sentido de descartar cualquier negociación futura nos parecen desde luego certeras, no conviene, creemos, dejar de advertir que otras figuras muy relevantes del Partido Socialista se han venido mostrando mucho más ambiguos en esta misma dirección: así, sin ir más lejos, Jesús Eguiguren, podía afirmar ayer mismo en una entrevista concedida al Diario Vasco que nunca «ha visto incompatibilidad alguna entre el cumplimiento de la ley y la vía del diálogo».
Y sobre todo, si ciertamente el PSOE ha descartado toda negociación futura con la banda secesionista, convendría entonces que el gobierno explicase las razones por las que considera inadecuada la disolución de los ayuntamientos gobernados por la banda terrorista ETA en el País Vasco y en Navarra mediante la aplicación correspondiente de la ley de bases del régimen local puesto que, al margen de tal aplicación, las palabras del Ministro del Interior, por mucho rigor que afecten, no podrán tomarse sino a beneficio de inventario.
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA