Si el terrorismo gana dignidad, automáticamente la pierden sus agredidos, tanto las víctimas como la nación en general. Esa es la cruda realidad que la mayoría mediática está ocultando.
Hay un método muy sencillo para valorar quién ha salido más beneficiado del europaripé de Estrasburgo. ¿Quién se ha alegrado más? ETA. Más claro, agua.
ETA ha conseguido lo que quería: una sesión del Parlamento Europeo que permita “internacionalizar el conflicto”, es decir, otorgar una dignidad política al terrorismo de la banda criminal. Y si el terrorismo gana dignidad, automáticamente la pierden sus agredidos, tanto las víctimas como la nación en general. Esa es la cruda realidad que la mayoría mediática está ocultando.
El Gobierno ha conseguido lo que quería: un titular de prensa que diga “Europa apoya el proceso de paz”. Habrá españoles que morderán el anzuelo. Pero la verdad es que la cámara europea se ha dividido, que Zapatero ha sacado adelante su iniciativa por sólo diez votos, que el número de votos negativos y abstenciones es superior al de votos positivos, que el Grupo Popular ha votado en bloque contra la negociación con ETA y, dato muy importante, que este grupo está compuesto por los partidos que gobiernan y van a gobernar en los principales países de Europa. Zapatero ha ganado una votación, pero ha perdido toda credibilidad.
Por el camino, todos hemos perdido algo mucho más importante que la credibilidad de un presidente: hemos perdido la dignidad de una nación.