El profesor de Filosofía de la Universidad de Granada y miembro del Comité Federal del PSOE, José Antonio Pérez Tapias, es el principal ideólogo del proyecto socialista para federalizar la Nación Española


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En el mes de Julio de 2014, el PSOE hubo de celebrar sus elecciones primarias para designar nuevo Secretario General, una vez que Alfredo Pérez Rubalcaba renunciaba, agotado tras años de servicio al partido y lastrado por el zapaterismo, no sólo a la secretaría general sino incluso a su acta de diputado, para volver a ser profesor universitario de Química. Los tres candidatos que consiguieron avales para postularse fueron el conocido pese a su juventud Eduardo Madina, el propio Pérez Tapias y el desconocido para el gran público Pedro Sánchez, que fue quien sorprendentemente se alzó con el triunfo, quedando Tapias relegado a la tercera posición, incapaz de competir con la juventud y atractivo físico de sus antagonistas. Bien sabemos que ni siquiera los militantes de un partido político, inmersos en su día a día, son capaces de formarse un juicio más que a través de semejantes medios…

Sin embargo, Tapias mantuvo una participación importante dentro del Comité Federal del PSOE elegido ese mismo año, y previamente ya había manifestado su importancia como teórico dentro de su partido en un libro del año 2013 titulado Invitación al federalismo: España y las razones para un Estado plurinacional, justo cuando el PSOE presentaba, el 6 de Julio de ese mismo año, la denominada Declaración de Granada, donde se aprobaba un proyecto de “federalismo asimétrico” para la Nación Española.

Resulta interesante asomarse a los textos de este “socialista por convicción, federalista por reflexión, republicano por tradición”, tal y como él mismo se autodenomina. Así, en un artículo suyo publicado en la revista Contexto y Acción el 29 de Septiembre de 2015, bajo el título “Insoslayable Estado de Naciones”, afirmó que el resultado de las elecciones “plebiscitarias” en Cataluña confirma que “el hecho político de una abrumadora mayoría de voto independentista es ineludible. Políticamente no se puede -no se debe- prescindir de él”. Acto seguido, Tapias afirma que del 52 por ciento que votó “no a la independencia”, “una buena parte lo ha hecho incluyendo en su opción el derecho a decidir, otros se inclinan por la posición socialista en torno a una reforma «federalizante» de la Constitución, los electores de Ciutadans avalan un españolismo reciclado y los votantes del PP, un españolismo inmovilista que no se libra de ser percibido como anticatalanista”.

Lo cual es cierto (no cabe duda que es un problema grave de cara a la pervivencia de la Nación Española semejante cantidad de sufragios favorables a los separatista), pero resulta de una rudeza intolerable, ridícula, deducir de ello que hay que darle, como señala Tapias, un canal para que los sediciosos sigan ganando posiciones y chantajeando más y más a España; nada tiene de “evidencia política incontestable”, que Cataluña no esté inserta [sic] en el “Estado español” y que ello suponga la deslegitimación del actual orden constitucional.

Tapias renuncia asimismo a “una reforma superficial de la Constitución que habrían de votar todos los españoles, sin tener en cuenta la especificidad de esa deslegitimación en Cataluña, podría ser viaje a un nuevo callejón sin salida”, suponiendo que Cataluña ya es un ente independiente que está unido de forma “plebiscitaria” a un Estado Español concebido como “cárcel de pueblos”. En estas tesis se ven las cercanías del profesor granadino con el partido no nacional Podemos, ya que una vez postulada la diferencia de Cataluña respecto a España, será vista como lícita “la propuesta de consulta legal a la ciudadanía catalana para que se pronunciara sobre su preferencia en cuanto a la relación de Cataluña con el Estado español, consulta que sigue siendo pertinente plantear”. Ahí sí que Tapias estaría dispuesto a pensar una reforma constitucional, reconociendo a Cataluña como Nación en la nueva Carta Magna. “Resetear” España para que deje de ser una nación soberana, según los cánones de la Nación política surgida tras la Revolución Francesa de 1789, y convertirla en una suerte de proyecto de Yugoslavia. Qué desolador…

No obstante, al contrario de otros socialistas que se llenan la boca con la palabra federalismo, Pérez Tapias señala a Anselmo Carretero como acuñador del engendro conceptual “nación de naciones”, con el que se pretende negar una Nación Española reconocida ya desde tiempos medievales, como hemos destacado en numerosos editoriales: “Si el socialista Anselmo Carretero ya hablaba desde su exilio mexicano de reconocer esa pluralidad nacional, el poeta Joan Maragall, desde Cataluña, también lo hizo sobre el «ideal federal» que podía aglutinar a los pueblos de España. Son dos buenas referencias para avanzar en serio hacia un Estado federal plurinacional en el que nadie tenga por qué verse llevado a decir «adéu»”.

De hecho, justo antes, Tapias afirma que las fabuladas naciones insertas en España y que aspiran a liberarse de ella, podrían formar ellas mismas sus propios estados: “Devuélvase la soberanía, sin mitos, y la que en verdad quede, a los ciudadanos como sujetos políticos, para que cuando y como sea oportuno se pronuncien sobre propuestas viables para el futuro de un Estado de naciones. ¿Y por qué, incluso, no pueden ser Estados esas naciones dispuestas, como entidades políticas, a pactar en torno a una seria propuesta federal?”. Pero ahí el profesor no parece percibir que, una vez segregadas las naciones fraccionarias correspondientes (Cataluña, País Vasco, Galicia, &c.) y formados los correspondientes estados, éstos no sólo no se reunirían de nuevo, sino que mantendrían relaciones conflictivas, intentando conquistar más y más territorio para formar su Euskal Herria o sus Países Catalanes. Como bien hemos señalado repetidas veces desde la Fundación Denaes, una vez abierta la Caja de Pandora federalista, nadie podría frenar sus perniciosos efectos con bellas palabras, y menos aún con las apelaciones que realiza José Antonio Pérez Tapias al inventor del engendro “nación de naciones”.

Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.