Los secesionistas, en Baleares como en otras regiones, tienen una estrategia de guerra cultural, mientras que las instancias que han de mantener la unidad nacional carecen de una estrategia de defensa.


La coalición de minorías que gobierna en Baleares ha decidido, antes que nada, que la televisión autonómica de las islas emita sus contenidos íntegramente en catalán, según el modelo de los canales públicos catalanes. Ya es llamativo que estas coaliciones de perdedores empiecen, siempre, por el mismo sitio: entregando a los nacionalistas-secesionistas la gestión de las herramientas culturales. Y ya es llamativo, también, que la táctica de éstos consista infaliblemente en expulsar de la circulación a la lengua castellana, que es, constitucionalmente, el idioma común de todos los españoles. Conviene expresar la situación con toda claridad, para que se vayan enterando por ahí: España es un país donde los partidarios de la unidad nacional respetamos la pluralidad cultural y el bilingüismo, y donde las minorías regionales apuestan por la uniformidad y reprimen la diversidad cultural. Respecto al nuevo Gobierno balear, los socialistas deberían explicarnos cuál es su idea de la nación española: ¿Entregar la formación de la opinión pública a facciones expresamente antiespañolas? Es demencial. En todo caso, está claro que los secesionistas, en Baleares como en otras regiones, tienen una estrategia de guerra cultural, mientras que las instancias que han de mantener la unidad nacional carecen de una estrategia de defensa. Es inquietante.