Nada como los ibéricos y el solomillo para engatusar al personal, y el presidente lo sabe. Las anchoas se le rebelan a Barberá y Denaes se amotina en Gibraltar ante la visita de Moratinos.
Ana Isabel Martín
Dicen que con el estómago lleno se piensa mejor y las cosas se ven de otra manera. José Luis Rodríguez Zapatero, que se las sabe todas, ya empleó el sábado la táctica de llenar el buche de sus barones socialistas con ibéricos, vichyssoise, merluza, solomillo y vinos varios para sellar la paz definitiva tras los rifirrafes surgidos en la cuadratura del círculo del nuevo modelo de financiación.
Y, como parece que la cosa le funcionó, ahora quiere probar si una mesa a rebosar de apetitosos manjares surte efecto con Ignacio Fernández Toxo, Cándido Méndez, Gerardo Díaz Ferrán y Jesús Bárcenas para desatascar el dichoso acuerdo social. No ha trascendido si en la cena con la que el presidente les agasajará el miércoles en La Moncloa los cuchillos serán de plástico para evitar tentaciones, pero el caso es que Zapatero está decidido a lograr algún avance antes de irse de vacaciones. Que las preocupaciones en verano son malas compañeras de viaje.
Les contaba el otro día en este mismo blog que Gibraltar se le había subido a las barbas a Miguel Ángel Moratinos con motivo de la primera visita de un ministro de Asuntos Exteriores español al peñón. Pues bien, visita habrá finalmente, a pesar de las críticas del PP y de que, por lo que he podido leer en la prensa gibraltareña y británica, mucha ilusión no les hace que nuestro ministro se deje caer por allí.
A la Fundación para la Defensa de la Nación Española, tampoco. Tanto es así que los de Santiago Abascal se plantarán allí este martes con motivo del viaje de Moratinos no para encadenarse a la verja, pero sí para leer un comunicado de rechazo a lo que consideran una bajada de pantalones del Gobierno español. Dicho con sus palabras exactas: «Un reconocimiento de facto de la soberanía extranjera sobre el Peñón».
Si los británicos nos toman por el pito del sereno -con perdón- , ¿por qué no lo iba a hacer también Bolivia? Con cara de incredulidad me he quedado cuando he leído que Evo Morales pretende borrar la frase «España la grandiosa» y sustituirla por «Santa Cruz la grandiosa» en el himno centenario de esa región. Dice el presidente boliviano que no se puede echar flores a la nación que invadió, sometió y saqueó a muchos pueblos de América, incluida Bolivia. Por lo visto la propuesta no ha cuajado entre los cruceños, que cada uno saque sus propias conclusiones.
A Mariano Rajoy el que se le ha subido a las barbas es su barón ceutí. Se habla mucho del desplante de Esperanza Aguirre y de su posterior salida del tiesto en El Mundo, pero parece que olvidamos que aun sin estar de acuerdo la Comunidad de Madrid acató la orden de Génova 13 de abstenerse en la votación del CPFF y Ceuta se la saltó a la torera. El dinero hace milagros. Será que el teléfono de Juan Jesús Vivas estaba apagado o fuera de cobertura, porque su excusa es que él no recibió ninguna orden. ¿? Por cierto que a Javier Arenas todavía le dura el cabreo con la lideresa -y no es el único-, menudo choque de trenes. Pero esto ya lo sabía ella de soltar por esa boquita lo que soltó, no se vayan a creer ustedes.
Hablando de Aguirre, Tomás Gómez se dejó caer este lunes por el despacho de Zapatero en Ferraz para que los madrileños no se olviden de su rostro. Explicó el líder del PSM a la salida que la conversación transitó por la senda de la financiación autonómica, cuando a nadie se le escapa que los socialistas madrileños tienen un problemón de cuidado: ni con quien fuera el alcalde más votado de España al frente consiguen enderezar el rumbo, sino que las elecciones europeas sirvieron para poner de manifiesto que el PP de Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón les queda a años luz. Normal que más de uno quiera que los jefes den a cononcer cuanto antes los nombres de los candidatos para 2011. Hay miedo al enésimo batacazo, normal.
¿Y lo de Rita Barberá? ¿Acaso se trata de una venganza de las inocentes anchoas? Ella cree que aquellas declaraciones suyas tienen mucho que ver con lo de los bolsos de Louis Vuitton y ha vuelto a la carga: «Todos los políticos de este país, desde el primero al último, reciben regalos y sospecho que los del presidente del Gobierno y ministros tienen que ser un poco más grandes y más caros que los de la alcaldesa y los concejales». Si ya de por sí los españoles no tienen en muy alta estima a la clase política de este país, esas declaraciones no ayudan precisamente a que el pueblo llano les mire con otros ojos.
Llevo un rato preguntándome si, en verdad, Alfredo Pérez Rubalcaba es del PP y lo suyo es pura pose. ¿Que por qué? Porque La Vanguardia se ha dedicado a bucear en las encuestas del CIS -lo que ya de partida no ofrece mucha credibilidad- y ha concluido que la izquierda de este país es culé y la derecha, merengue. Al parecer, entre los votantes de izquierdas el porcentaje de aficionados del Barça (41%) dobla al de los del Real Madrid. Y que el CIS se dedique a hacer estas patochadas con nuestro dinero… En cualquier caso el ministro del Interior debería hacérselo mirar porque por lo que se ve es un bicho raro en la galaxia del Santiago Bernabéu. Qué cosas.