Ayer nos concentramos nuevamente en Madrid. Ayer, nuevamente, alzamos nuestra voz y manifestamos nuestros sentimientos de indignación ante la felonía de este Gobierno.


Ayer nos concentramos nuevamente en Madrid. Ayer, nuevamente, alzamos nuestra voz y manifestamos nuestros sentimientos de indignación ante la felonía de este Gobierno.

Rabia contenida, sentimiento de soledad y tristeza, desconcierto y desolación interior. Estos son los sentimientos que a mi me embargaban. No obstante, una luz de esperanza quería asomar en el horizonte.

En mi interior bullían muchos pensamientos, un sin fin de ideas, de recuerdos, de repaso de hechos pasados que venían a borbotones y que iban dando forma a todo el proceso que hemos vivido hasta llegar a este punto. Mi pregunta se resumía en esta: ¿Por qué? ¿Qué ganamos como país, que los asesinos y los que desean destruir nuestra patria vuelvan a ocupar puestos de poder en las Instituciones? ¿Qué bien nos puede traer?

Es muy difícil entender que aquellos que dicen representarnos actúen contra el noble deseo del bien. ¿Quién se beneficia de tal traición?

Hemos podido vivir, desde el trágico 11 de marzo de 2004, cómo se han ido minando todas las bases de la convivencia, de los principios morales, en contra del deseo de los ciudadanos. Cómo se ha ido dando poder y fortaleza a unas minorías que no nos representan, cómo se han ido aprobando leyes y normas contra el sentir y contra nuestras más íntimas tradiciones. Y en todos los casos, nos hemos manifestado por millones. Unas veces contra la ley de educación, otras contra la Educación de la Ciudadanía, otras contra el aborto, otras contra ETA, otras contra Sortu, también contra Bildu y siempre nos han tachado de conspiranoicos, de exagerados de antipatriotas. La realidad se ha consumado, ETA está en las instituciones y las leyes contra la libertad se han ido aprobando con los apoyos necesarios, léase: PNV, CiU, IU, CC, ACLV, ERC y PSOE.

Recordemos el famoso Pacto del Tinel, el cordón sanitario y el deseo de arrinconar cualquier oposición a una posible alternativa de poder que no sea el PSOE.

Así pues, el único beneficiado es el PSOE, cuyo objetivo es mantenerse en el poder a toda costa y contra el deseo mayoritario de la ciudadanía. El precio; dar a los minoritarios lo que piden y obviar el deseo de la mayoría.

¿Por qué la Ley Electoral da a esas minorías tanto poder? Precisamente a esos que desean la desintegración de nuestra nación?

Pues porque ese es el precio para que el PSOE se mantenga indefinidamente en el poder. Y este, amigos, es el único fin fundamental del partido socialista español. No el bien y el progreso de España. ¿Recordáis el famoso PRI Mejicano?. Setenta años en el poder. Aún están sufriendo las consecuencias de la corruptela que produjo. Y éste es el camino que desea recorrer en España el PSOE.

No obstante, como decía al comienzo, volví con una pequeña esperanza. Los que ayer tomaron la palabra en la concentración, fueron valientes, dijeron la verdad sin miedo y sin complejos y eso es el germen que puede levantarnos, no sin mucho tesón y constancia.

Ante esta situación me preguntaba: ¿Qué puedo hacer yo desde mi humilde posición? En primer lugar no desfallecer, no dejarme llevar por esta ola que todo lo anda arrasando, que va destruyendo conciencias, que va aniquilando libertades.

Ponerme a las teclas y denunciar, haceros llegar mi apoyo, hacer cuanto esté dentro de mis posibilidades para hacernos fuertes, estar presente en todas las manifestaciones y actuaciones de las personas decentes que quedamos.

No quiero entrar en políticas, no, todo está corrupto, unas por acciones contra el bien común, otras por escandalosas omisiones. Estaré con la rebelión cívica, con las víctimas, con los hombres de bien como Ortega Lara, Francisco José Alcaráz, Santiago Abascal, María San Gil, Regina Otaola, Mayor Oreja y demás gente decente.

Así pues, apoyaré, como lo he estado haciendo hasta ahora y si cabe, con más compromiso cuantas acciones promueva la Rebelión Cívica. Es lo único decente que nos queda en este país nuestro.