Equivocado acercamiento diplomático, y en el peor momento, en opinión del Partido Popular. La visita a Gibraltar del ministro de Asuntos Exteriores fue ayer resumida por Javier Arenas, presidente del PP andaluz, como un «error histórico» que, además, «incumple el mandato de las Cortes que obliga al Gobierno a defender la soberanía española».

J. ALBIOL | MADRID

Equivocado acercamiento diplomático, y en el peor momento, en opinión del Partido Popular. La visita a Gibraltar del ministro de Asuntos Exteriores fue ayer resumida por Javier Arenas, presidente del PP andaluz, como un «error histórico» que, además, «incumple el mandato de las Cortes que obliga al Gobierno a defender la soberanía española». En un encuentro con jóvenes de Nuevas Generaciones de Córdoba, Arenas apuntó también que ese viaje al Peñón es además especialmente intempestivo «en un momento en el que las autoridades de Gibraltar están amenazando a autoridades e instituciones españolas», en referencia a los últimos episodios desafiantes y chulescos, caso de la pretensión de ganar terreno urbanizable al mar (práctica conocida como «bunkering») con usurpación de soberanía y daño medioambiental.

Además, el PP quiso escenificar su oposición a la visita enviando a La Línea de la Concepción un «retén» de protesta encabezado por el secretario general del partido en Andalucía, Antonio Sanz, quien, en rueda de prensa celebrada frente a la verja, insistió en que «nunca en la historia un Gobierno español había hecho una renuncia a la soberanía como ésta del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero», por lo que, diagnosticó, se ha perpetrado «un insulto a la dignidad de España».

También recordó que las competencias de Moratinos como ministro consisten en «mantener relaciones con los países soberanos, no con una colonia», por lo que este viaje oficial «es un capricho irresponsable». Por todo ello, Sanz consideró «lamentable» que el Ejecutivo «venga a reírle las gracias a las autoridades de Gibraltar, que todos los días amenazan o insultan a los campogibraltareños».
También mostró su malestar el alcalde de La Línea, Juan Carlos Juárez, del PP, quien expresó su voluntad de explicar al ministro los perjuicios medioambientales y laborales que los habitantes de su municipio sufren por la vecindad del Peñón.

No sólo los dirigentes del PP se acercaron a la Verja. También lo hicieron miembros de la Fundación para la Defensa de la Nación Española, Denaes, que exhibieron una pancarta de protesta junto al control fronterizo. El presidente de Denaes, Santiago Abascal, dijo que la entidad se opone tajantemente a esta visita «desde una perspectiva histórica». «No es aceptable –argumenta– que la torpeza e indignidad de un Gobierno que, en su afán de «innovar», rompe una política de Estado que durante tres siglos ha sido constante con los conservadores, con los liberales, con gobiernos autoritarios, en democracia, con república o con monarquía». Teme igualmente «el mensaje de debilidad que transmite España en otros contenciosos, como las pretensiones anexionistas de Marruecos sobre Ceuta y Melilla».