Mario Draghi, ex primer ministro italiano y expresidente del BCE, ha presentado esta mañana en Bruselas un informe sobre competitividad en la UE, encargado por la presidente de la Comisión Úrsula von der Leyen.
El informe no solo cuestiona la competitividad de la UE, sino que lo plantea como «una cuestión existencial», exponiendo la diatriba de la «supervivencia» de la UE, ante la «lenta agonía» que vive la zona euro, cuyos ciudadanos no cesan en la pérdida de poder adquisitivo y con una «gran disminución de población». Que Europa afronta importando culturas imposibles de integrar en nuestra sociedad culturalmente.
Lo que el informe proyecta con bastante claridad, aunque von der Leyen se encargue de ocultarlo, es el gran fracaso de las políticas woke en Europa, que al igual que en el resto del mundo, EE. UU. está abandonando por una mera cuestión de supervivencia. Draghi ha dicho que «La única manera de ser más productivos es que Europa cambie radicalmente», dejando meridianamente claro que la hoja de ruta que nos han marcado populares y socialistas europeos, de forma conjunta durante los últimos 5 años, nos está llevando a la ruina.
Sin mencionar la deuda que Europa ya ha asumido con el plan Next Generation, 750.000 M€, ahora el italiano nos sugiere incrementarla en otros 800.000 M€ para reducir la brecha de competitividad con China y Estados Unidos. Un absoluto despropósito que tendrán que pagar los nietos de nuestros nietos. Aumentar la deuda europea hasta el infinito y más allá, parece la única solución que plantean socialistas y populares en la UE a todos los problemas.
Esta deuda, Draghi sugiere invertirla en transformar aspectos esenciales de nuestra economía para alcanzar la competitividad, acelerar la innovación, abaratar la energía y reducir dependencias estratégicas. Esto quiere decir que los 750.000 M€ invertidos desde 2020 para impulsar la innovación del coche eléctrico, y pedidos a crédito por la UE, no han servido de nada. Que por cierto, Thierry Breton, el comisario europeo de Mercado Interior dice que la culpa de que no se vendan coches eléctricos es de los fabricantes. No de los ciudadanos, que se niegan a pagar un 30% más, por un coche con el que no puedes hacer más de 500km, y eso solo si no corres a más de 90Km/h; y con el que tardas 2 horas en repostar, si encuentras un punto y está libre.
Pero también es evidente, que las energías renovables en las que hemos invertido ingentes cantidades de dinero público no son rentables ni lo van a ser a corto plazo, y que evidentemente eso encarece proporcionalmente la factura energética. No hay que ser muy avezado para darse cuenta de que el coste de la energía redunda en todos los productos y servicios y que, por ende, eleva los costes y resta productividad. Por aportar un dato, el coste de la energía industrial en Estados Unidos es 5 veces inferior al de Europa. Así seremos los más verdes del planeta, o no, pero nunca seremos competitivos.
Por último, la soberanía estratégica. Si consideramos estratégico comer, calentarnos, o la producción industrial, resulta que acabamos de destrozar la agenda 2030 que defienden a capa y espada Úrsula, Pedro y Alberto, por mencionar también a los de casa, que se rasgan las vestiduras cada vez que Santiago les dice que están arruinando España.
Lo que hoy ha quedado patente en Europa es que las energías renovables, aunque posiblemente sean el futuro, este tendrá que serlo a bastante largo plazo, porque de momento ni son suficientes, ni son ecológicas, ni son económicamente viables. Que eliminar de Europa la producción alimentaria, entregándola a los agricultores y ganaderos de los países en desarrollo, no solo es renunciar a la soberanía alimentaria a costa de arruinar a nuestros productores, es exponernos a todos los europeos a la contaminación que conlleva la falta de controles sanitarios que contemplan estos países. Que la descarbonización que tanto busca el coche eléctrico ni es real, ni los ciudadanos están dispuestos a sufragarla de sus bolsillos.
Imagino que hoy Buxadé estará pataleando en su escaño gritando desaforado “te lo dije, te lo dije, te lo dije, …” El hombre lleva 5 años repitiendo una y otra vez lo mismo, lo que hoy plantean medio a escondidas los populares europeos. Que nos están llevando a la ruina a todos los europeos por implantar una agenda política que simplemente no tiene sentido y que viene otro crédito inasumible para intentar parar el desastre. Que la soberanía energética, alimentaria e industrial son la clave para un país fuerte y por ende para Europa, si pretende crecer algún decenio.
Lo de siempre, los ciudadanos pagadores de los desmanes de sus gobernantes, que mala suerte que son siempre los mismos. Señores, disfruten de lo votado.
Raúl Morales del Piñal de Castila