Una peculiaridad que llama la atención en los españoles es la asunción de “verdades indiscutibles” en nuestra imaginario colectivo que son limitantes, disolventes y destructivas,  tales como: – somos un país atrasado en el que nunca hubo ciencia, – somos un país de personas vagas poco emprendedoras, – somos incumplidores no somos de fiar, – somos incultos no estamos dotados para los idiomas solo hablamos español, cuando deberíamos hablar bien inglés- nuestra historia está hecha de sobre el genocidio, el sometimiento y la explotación de otras naciones y pueblos, – desde siempre hemos institucionalizado la regresión, la represión la muerte y el oscurantismo, – somos la aberración de Europa, y por último y no menos relevante – somos el único país europeo donde triunfo y se mantuvo durante cuarenta años el fascismo, que derrocó una idílica y avanzadísima democracia. Estas creencias están aceptadas e implementadas en todas las capas y ramas de nuestros poderes, y atraviesan de manera transversal todas instituciones sociales y culturales. Están presentes en nuestros libros de texto, en nuestras obras de arte, en las manifestaciones de nuestros intelectuales, en los premios oficiales, incluso en nuestros mayores y mejores ensayistas y científicos. Asumimos con total naturalidad, que un cineasta español al recibir un premio prestigioso en España, manifieste sin inmutarse “Yo nunca me he sentido español. Siempre he pensado que en caso de guerra siempre iría con el enemigo, siempre. Cuando estudiaba la guerra de la independencia pensaba que qué pena fue que no ganaran los franceses”.  Asumimos con naturalidad que nuestros prestigiosos premios se otorgan a personas cuya obra es la difusión y el abundamiento en la confirmación de nuestra aceptada de manera falsaria, miseria moral. Tal es el caso de Rafael Sánchez Ferlosio, y de Juan Goytisolo. Es la nematología que nos envuelve desde hace tres siglos. Nematología que hemos normalizado, interiorizado,  y que implica  que nuestras decisiones personales e institucionales sean, no ya tolerantes, sino claramente permisivas con las prácticas de propios y terceros, insultantes y dixtásicas. Estas creencias erróneas suponen la asunción de una inferioridad de partida, incluso en personas realmente admirables, como por ejemplo nuestro Nobel Don Santiago Ramón y Cajal, quien al examinar sus escritos asume como dogma indiscutible todas y cada una de las creencias erróneas.  

La buena noticia es que ninguna de esas creencias, tienen en modo alguno ningún fulcro de verdad, y que un mínimo análisis histórico y filosófico, desmonta de manera racional todas y cada una de esas mentiras. Afortunadamente en este foro de defensa de nuestra bella, y gloriosa Nación, España, desmontamos de manera rigurosa y sistemática todas y cada una de esas patrañas. Quedo emplazado a entregarme a tal tarea. A la tarea de mostrar que:  – somos la Nación que cuyos avances científicos trajo la modernidad, – que tenemos una historia llena de grandes “logradores” y grandes empresas históricas, somos los autores de la primera globalización, – extendimos por el orbe la racionalidad griega, el derecho romano, y los valores católicos, – nuestros escolástica, la escuela de salamanca, son el origen del pensamiento económico actual  y del derecho internacional, – nuestro modelo imperial fue el de la integración y la integridad, la dotación de estructuras e infraestructuras, el mestizaje, la igualdad- no hablamos de manera fluida en inglés, por al misma razón que los useños e ingleses solo hablan inglés, es decir porque son una potencia imperial, – el mundo le debe a España la modernidad- Occidente le debe a España el freno al islam por el flanco occidental, las primeras derrotas a la expansión napoleónica, y la primera victoria a la revolución bolchevique. Tenemos una historia digna, una lengua universal, y lazos culturales con veinte naciones, lo que supone un alto potencial. Solo hemos de tomar conciencia, estudiar, difundir y actuar dando beligerancia.

Julián Gómez Brea. Abogado