Ningún apego, ningún rasgo de empatía, ningún arrepentimiento por los cientos de víctimas provocadas, entre otras cosas por sus políticas. Es el problema de los psicópatas narcisistas, que nada les pesa en su conciencia, por lo que nada tienen que corregir de su comportamiento.

Se vuelan los embalses que sujetan las aguas embravecidas, se dejan de limpiar los cauces de los ríos para evitar que se desboquen, se provoca la muerte de nuestros compatriotas sin pedir una sola disculpa. Sin asumir la más mínima de las responsabilidades, y además, se permite el lujo de escupirle a la cara, en comparecencia desde el Palacio de la Moncloa, a todos los afectados. Primero se desentiende de la gestión, negando que sea el Estado quien tenga la responsabilidad de ponerse al frente de la catástrofe que afecta al menos, a 3 regiones nacionales. Después, como el más déspota de los sociópatas, les espeta, “Si (Mazón) necesita más recursos, que los pida”.

¿Es este el presidente de todos los españoles, o únicamente de aquellos que lo apoyan en el Congreso de los Diputados? Si no estás dispuesto a votar la toma de Televisión Española, del Tribunal Constitucional, o de cualquier otra entidad del estado que no esté aún en su poder, no eres de los suyos. Por lo tanto, mereces lo que te pase, incluida la muerte que a cientos de nuestros compatriotas les ha venido por sorpresa y por la mano de los torrentes que este gobierno no ha sido capaz de prever ni prevenir. “Seguid danzando españoles, seguid danzando y pagando los impuestos con los que compro el poder cada día y manteneros callados, malditos; que para eso habéis votado, para danzar y callar”.

Por otra parte, no vamos a decir que el comportamiento del gobierno regional haya sido ejemplar en esta catástrofe, pero a Mazón no lo he visto ni altanero, ni chulesco, ni retador. El hombre está descompuesto, con el chalequito de campaña que le ha colocado su asesor de imagen, vagando sin rumbo fijo de un puesto de mando a otro sin orden ni concierto. Después de 5 días, está claro que no sabe cómo meterle mano al asunto, pero al menos se le cae la cara de vergüenza, o eso nos parece cada vez que lo vemos salir a la calle. Y perdónenme ustedes, pero eso ya es mucho, viendo al desequilibrado que hoy ha tenido que salir huyendo del pueblo a quien gobierna haciéndose el desvalido. Ni reaños tiene para enfrentarse a los pobres ciudadanos que lo padecen. Cobarde, como todos los tiranos, solo se enfrenta a aquellos que tiene oprimidos, desde la seguridad de su escaño y su palacio presidencial. Un sátrapa de libro, que ni merece comparación con el Rey. Que, si no es capaz de hacer un gesto en contra de las despóticas políticas del sátrapa, al menos mantiene el tipo le caiga lo que le caiga encima.

Políticos profesionales, los desechos de tienta del bipartidismo, que les dio carrera profesional a quienes nunca tuvieron la oportunidad de lucirse en el mundo real. Los que nunca abrieron un despacho, levantaron una persiana, ni dirigieron una empresa con cientos de nóminas a las que hacer frente todos los meses. Esos son los que rigen nuestros destinos, y estas son las consecuencias. Las que se miden por centenares de muertos enterrados en el barro de la incapacidad de otros.

Al tiempo, los militares lanzando comunicados, indignados por su propia vergüenza, mientras los mantienen secuestrados en los cuarteles. Ellos, que son los únicos verdaderamente preparados para hacerse cargo de una situación como esta. Preparados para la guerra, para intervenir en las peores situaciones posibles, sin carreteras, ni puentes, ni recursos civiles disponibles. Esta es la situación que estamos viviendo estos días y son ellos los únicos preparados y apertrechados para afrontarla. Pero los sueltan con cuentagotas, no vaya a ser que se hagan con el escenario y en un par de días quede patente quienes están preparados y quienes no. Más nos vale que los ministros desaparecidos sigan así, y los dejen poner orden y concierto en la catástrofe.

Raúl Morales del Piñal de Castilla