El pasado mes de octubre nos ha dejado un nada casual protagonismo por parte de Arnaldo Otegui, alias “Gordo”. Días antes de cumplirse los 10 años del abandono de las armas de la banda terrorista ETA, el lider de EH Bildu, condenado por el “caso Bateragune”, en una de sus apariciones estelares trasladó “su pesar y dolor por el sufrimiento padecido” a las víctimas de ETA, afirmando que “a nadie puede satisfacer que todo aquello sucediera, ni que se hubiera prolongado tanto en el tiempo». Numerosas voces se han alzado, reclamado una explícita solicitud de perdón por parte del lider de la coalición pro-etarra, señalando que dicha petición no estaba en sus palabras.
Que exista o no arrepentimiento o solicitud de perdón expreso es algo irrelevante, ya que el daño ya está causado, la ley debe aplicarse con toda su fuerza, y lo que es más importante, los secesionistas están logrando sus objetivos políticos, usando durante muchos años el terrorismo como arma para su consecución. Por lo tanto, que se arrepientan, lo sientan o lamenten (si esto fuera cierto) no importa, y no puede convertirse en una moneda de cambio para atender sus peticiones, en este caso el acercamiento, y no lo dudemos, posterior puesta en libertad de los terroristas presos que cumplen su merecida condena. Es más, lo que no es admisible es que estas hipócritas declaraciones sean la herramienta empleada para limpiar la imagen de los herederos de la banda asesina, y justificar de esta forma las concesiones otorgadas a los bildutarras por parte del actual gobierno de España. Se trata de una fuerza política que busca la destrucción de nuestra nación, y quién participa en su “blanqueamiento” y acede a sus peticiones, está colaborando activamente en la consecución de sus objetivos. Un ejemplo son las declaraciones del secretario de Memoria Democrática del PSOE, Patxi López, felicitándose por las palabras de Otegui, bajo el mantra de la valoración positiva del “reconocimiento que llevábamos años reclamando los demócratas que ganamos esa partida a la violencia y al terrorismo”, o las de la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra recordando la “obligación de los demócratas de reconocer el paso». No cabe duda. Desde los partidos que componen el actual gobierno español, se nos trata de convencer de que se ha vencido al terrorismo y que los secesionistas han perdido. Nada más lejos de la realidad.
Continuemos con los ejemplos. Tras el lema “Paso a paso en el camino a casa” se manifestaron el pasado 23 de octubre parte de los socios del actual gobierno de España, en una concentración convocada por Sare, organización de apoyo a los presos etarras. Más que de una concentración a favor de los terroristas que cumplen su condena, podemos decir que se trató de un recordatorio a su socio, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, para que no olvidara, de cara a la aprobación de los presupuestos, los compromisos que debe cumplir, en este caso el acercamiento de los asesinos condenados. Lo ha reiterado Otegui estos días, “tenemos a 200 presos en la cárcel y si para sacarlos hay que votar los Presupuestos, pues los votamos». No podían faltar a la citada marcha representantes de las fuerzas políticas necesarias para la aprobación de los citados presupuestos, como el ya citado líder de EH Bildu, Arnaldo Otegui, el presidente de ERC, Oriol Junqueras, acompañados por los indultados exconsejeros catalanes, Dolors Bassa, Josep Rull y Raül Romeva, así como la expresidenta del parlamento catalán, Carme Forcadell. Es evidente lo ya señalado: los enemigos de España realizan peticiones al ejecutivo para apoyarle con sus presupuestos, peticiones que Sánchez, como nos ha demostrado desde que llegó al poder, no duda en atender.
Y continúa el ejercicio de promoción de los secesionistas, de la mano Otegui. Esta vez con la convocatoria para el próximo día 20 de noviembre de una manifestación en Bilbao a favor de la independencia del País Vasco bajo la “bandera de la libertad de los presos”, que según Otegui está más cerca que nunca. Sin duda, asistiremos a la divulgación de las imágenes de la manifestación, en la que, y aquí radica el tan consabido “blanqueamiento”, se equiparará la “violencia terrorista” con la lucha contra el franquismo. No es casual que la fecha elegida sea precisamente el 20 de noviembre, si no más bien lo contrario, esta fecha ha sido elegida con toda la intención. Probablemente asistiremos al seguimiento por parte de gran parte de las fuerzas mediáticas de las imágenes de las calles de Bilbao, insistiendo en la fecha elegida, y en el mensaje de Otegui al que nos hemos referido al inicio de estas líneas, sobre “su pesar y dolor por el sufrimiento padecido”. Como ya hemos señalado en otras ocasiones, todo el que participa en este proceso de limpieza de los secesionistas, sea desde el ámbito que sea, es cómplice de estos, y está colaborando en la consecución de sus objetivos.
El terrorismo fue una de las herramientas empleadas por los enemigos de nuestra nación para lograr su fin último: la desmembración de España. Se confunde, intencionadamente, el fin con los medios. Uno de los medios fue el terrorismo, pero el fin es la secesión, y desde luego, es evidente que en eso continúan, con el apoyo y permisibilidad de nuestros gobernantes y de parte de la opinión pública. Pensar que los asesinos han perdido es un error, están más presentes que nunca en nuestras instituciones, jugando un papel fundamental, y desde DENAES no dejaremos de denunciarlo y recordarlo.
Teresa Chinchetru Del Río