La presencia del Rey de España emérito, Su Alteza Real Juan Carlos I, en los fastos del bicentenario de Argentina, ha desatado la reacción de los por desgracia numerosos indigenistas hispanófobos que habitan en esa nación hermana de Hispanoamérica


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Es bien sabido que la cantidad de enemigos de la Nación Española es bien numerosa dentro de nuestras fronteras. Sujetos envueltos en unos proyectos y aspiraciones verdaderamente delirantes, constreñidos por un cerrojo ideológico que constituye una verdadera muestra de alienación personal, españoles que sin embargo en sus horizontes de presente y de futuro han dejado ya de serlo, suelen ocupar la portada de nuestros editoriales en sus singulares hazañas sediciosas, que abarcan desde el chantaje institucional a través de las sectas separatistas, hasta el insulto personal contra probos trabajadores, a quienes humillan por no conocer lenguas vernáculas, pensando en su idiotez que el español es una lengua de «criados».

Sin embargo, también existe un buen número de enemigos de nuestra Nación en el otro lado del charco, en Hispanoamérica, donde se han instalado una serie de gobiernos de corte indigenista, hoy un tanto en retirada por las catástrofes sufridas en varios de esos países hermanos tras varias legislaturas de gobierno, y que periódicamente intentan humillar y debilitar a la Nación Española, mediante la expropiación de sus empresas y la criminalización de empresarios, o de nuestros gobernantes y Jefes de Estado; tal fue el caso del gobierno argentino de Cristina Fernández a propósito de la expropiación de Repsol.

Precisamente, este pasado fin de semana, el 9 de Julio, el Rey Emérito Juan Carlos I, estuvo presente en las conmemoraciones del bicentenario de la independencia de Argentina, organizado por el ejecutivo de Mauricio Macri, que el pasado año derrotó en las urnas a su antecesora Cristina Fernández, afín al Socialismo del Siglo XXI. Deseoso por dejar atrás el desastre gubernativo de la anterior etapa, Macri busca recomponer las relaciones con la Nación Española mediante esta nueva conmemoración del bicentenario de la nación argentina, que la propia Cristina Fernández celebró el 25 de Mayo de 2010.

Sin embargo, dentro del ambiente de cordialidad y respeto a la Corona Española, que goza de un indudable prestigio en la comunidad hispánica de naciones no sólo a nivel institucional sino al nivel del pueblo llano americano, también se han hecho notar los hispanófobos que residen al otro lado del charco, dándole un tono negrolegendario a este bicentenario: un presunto colectivo «indígena» ha protestado por la presencia del Rey emérito en los actos del bicentenario argentino, afirmando que Juan Carlos I representa el genocidio cometido por los españoles en América. En su manifiesto del pasado viernes, el grupo afirmaba que el rey español «representa a una institucion que ha sido la responsable del genocidio más grande cometido en América contra nuestro pueblo».

Que semejantes necios se expresen de manera tan torcida sólo es una muestra de la confusión ideológica en la que se mueven, producto de la Leyenda Negra antiespañola que estos hispanoamericanos enajenados han asumido como propia, puesto que si hubo una institución que veló por los indígenas americanos frente a los presuntos abusos de los españoles en América, fue como bien sabemos la Corona Española, ya desde los tiempos de Isabel la Católica, que ordenó que los indígenas que había llevado Colón a la vuelta de su primer viaje, con vistas a ser esclavizados, fueran devueltos a sus lugares de origen, puesto que ningún súbdito de la Corona podía ser esclavo. Las Leyes de Indias, la Controversia de Valladolid y numerosos documentos prueban una trayectoria única en la Historia Universal, aparte de un hecho incontrovertibles: una vez que América fue independiente y la Corona Española ya no regía sobre las nuevas naciones independientes, en lugares como la propia Argentina comenzó un verdadero genocidio sobre los numerosos indígenas que allí residían, con vistas a la ampliación de territorios que la Corona Española no había en rigor sometido.

El grupo de «indígenas», que dice no arrodillarse «ni ante la Corona Española ni ante ningún poder imperialista y sus cipayos», dijo simpatizar, precisamente, con las sectas separatistas que aspiran a destruir la Nación Española: «La España que aún hoy impide la autonomía y la liberación definitiva de los propios pueblos contenidos en el Estado Español, como los de Euskal Herría, Cataluña o Galicia, esa España imperial, es la que se nos propone que les rindamos pleitesía. Esa España es la que ahora aparece para el Gobierno pro-oligárquico, liberal, capitalista argentino como la invitada especialísima, nada menos que en la conmemoración y recuerdo a tantos héroes que dieron sus vidas combatiéndolo». Sin duda que parte de esta corrupción ideológica hay que depositarla en el debe de los asesores españoles que, antes de formar Podemos, acudieron a aconsejar a la Presidenta Cristina cómo dañar a la Nación Española, sugiriéndole no sólo robarnos nuestras empresas, sino hacerlo desde la perspectiva ideológica de los fabulados quinientos años de explotación e invasión de una América ya considerada preexistente.

En cualquier caso, ni el 25 de Mayo de 1810 en Buenos Aires ni el 9 de Julio de 1816 en Tucumán se proclamó independencia argentina alguna, sino en la primera fecha una Junta en defensa de la soberanía del Rey de España, Fernando VII, y en 1816 la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata o de América del Sur, en un proyecto de unidad continental que tomaba como base la demarcación del Virreinato del Río de la Plata, proyecto análogo al de la República Américo-Colombina de Simón Bolívar o el de la América Septentrional de Agustín de Iturbide. Una vez que estos proyectos unitarios quedaron demolidos al querer todos lo mismo, sus disgregación dio fruto a las actuales naciones hispanoamericanas; en el caso argentino, toda una serie de avatares culminaron en la definitiva proclamación de la República Argentina, un 9 de Julio… de 1859.

Desde la Fundación Denaes celebramos que el ejecutivo de Mauricio Macri intente restaurar lazos con la Nación Española, tras los lamentables hechos que caracterizaron la presidencia de Cristina Fernández. Pero también destacamos la paradoja de que en Argentina, la primera nación del mundo en la que se celebró el 12 de Octubre como Día de la Hispanidad, en reconocimiento al vínculo histórico y cultural existente entre las diversas naciones hispanoamericanas del planeta, existan grupos tan ideológicamente corrompidos por la Leyenda Negra, como para considerar al Rey de España, Juan Carlos I, cuya institución tanto hizo por defender los derechos de los indígenas, como representante de un inexistente genocidio sobre una América que como tal no comenzó a existir en la Historia Universal hasta la llegada de Cristóbal Colón.

Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.