Desde la Fundación DENAES no podemos sino aplaudir la iniciativa de Freixes y sus compañeros


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Hace escasas fechas se celebró el quinto aniversario de las concentraciones que tuvieron lugar en plazas y espacios públicos, violando la ley en numerosas ocasiones, en torno a la fecha del quince de mayo. Aquel movimiento, en absoluto espontáneo, tuvo, como recordará el lector, dos soportes tecnológicos y propagandísticos bien definidos: las redes sociales y determinados medios de comunicación marcados a la vez por su visceral inquina hacia el Partido Popular, y por dar cancha a todo hispanófobo que destaque mínimamente.

Transcurridos cinco años, algunos de los que mejor supieron aprovechar aquella oportunidad abierta en gran medida por la demagogia, el sensacionalismo y la habitual miscelánea de mitos y confusiones que caracterizan a buena parte de la opinión pública y de sus fabricantes, han alcanzado distinguidos asientos en esas mismas instituciones que desprecian. Otros, los más ingenuos, idealistas o extravagantes, ejercitaron en dicho aniversario su derecho al pataleo antes las cámaras de la Sexta acusando a la cadena de hacer negocio y a los emergentes de las mareas, de hacer otro tanto, traicionando las a menudo inalcanzables metas que se corearon y escribieron en aquellos días. La diferencia entre ambos grupos es que, mientras muchos de los primeros desarrollarán sus vidas sobre la moqueta o bajos los focos televisivos, otros no podrán sino hacer estériles y patéticas protestas cuando llegue, si llega de nuevo, la ocasión.

Más allá, no obstante, de las trayectorias personales de aquellos callejeros y placeados protagonistas, la resultante del heterogéneo polígono de fuerzas ideológicas que se compusieron en la célebre acampada de la Puerta del Sol ha sido la emergencia de un partido político de compleja estructura, que ha sido capaz de alcanzar ciertas áreas de poder desde las cuales, por lo que atañe a los objetivos de nuestra Fundación, desarrolla unas actividades que sin duda erosionan en mayor o menor medida la unidad de la nación, comenzando por el desplante a los símbolos, como ha ocurrido con la ausencia de Carmena en el izado de bandera realizado con motivo de la fiesta de San Isidro en Madrid.

Si esto ocurre en el terreno simbólico, otras acciones, apoyadas por las facciones podemitas, son aún más hirientes y graves. La visita del miembro de ETA, Arnaldo Otegui, es, dentro de esta amplia colección de iniciativas antiespañolas, uno de los puntos álgidos de la presente primavera. Invitado por la independentista CUP, que tanto se ha mirado en el espejo de Herri Batasuna y sus marcas aledañas, el caudillo separatista, tras su salida de la cárcel, visitará el Parlamento de Cataluña que preside Carmen Forcadell, mujer que tanto debe a estas organizaciones que, emboscadas en ropajes tomados de la sociedad civil, han operado, bien financiadas, a favor del más fanático catalanismo.

Así pues, Otegui, admirado por Pablo Iglesias Turrión –recordemos que Iglesias ha pedido en reiteradas ocasiones la excarcelación de los etarras que él considera presos políticos- irá a tal institución a pesar de que una iniciativa ciudadana, fraguada en esa sociedad civil cuya opinión, como vemos, siempre es instrumentalizada, haya alcanzado la cifra de 5000 firmas al pie de un rótulo titulado «Dignidad en el Parlamento-Stop Otegui», colocado en la plataforma «change.org». La iniciativa ha partido de un grupo de profesores universitarios y profesionales catalanes que comparten inquietudes políticas y a los que los medios habituales no han prestado, ni de lejos, la atención con que la que ponen a su servicio las telepantallas para deshacerse ante los profesores de Somosaguas, omnipresentes en las tertulias televisivas.

De entre el grupo mentado hostil a la visita, destaca la presencia de la catedrática de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Barcelona, Teresa Freixes, mujer combativa en los ideologizados medios catalanistas auspiciados por las instituciones catalanas, que ya en noviembre del pasado año alertó de cómo las acciones que vienen desarrollándose so capa de esa trampa llamada «derecho a decidir», suponen, o tienen como meta, la puesta en marcha de un golpe de Estado. Las declaraciones de Freixes, sustentadas por un análisis que debería hacer ruborizar a tanto arbitrista político de la actualidad, han encontrado de este modo, un cauce, al menos testimonial, toda vez que las firmas no servirán para impedir que Otegui pise tan augustos salones con la consiguiente emoción que causará en miembros de las sectas, si no tribus, catalanistas, que ven en los separatistas vascos o gallegos, unos aliados con los cuales ir acompañados en ese viaje cuya meta sería la destrucción nacional.

El análisis y la iniciativa, ha sido secundada por organizaciones como Sociedad Civil y por figuras señeras del PP y Ciudadanos: Andrea Levy e Inés Arrimadas, quienes se han sumado a un texto dirigido a la presidenta Forcadell, que reza así:

Sra. Presidenta del Parlamento de Cataluña:

Hemos conocido por la prensa que el Parlamento recibirá próximamente la visita de Arnaldo Otegui.

La defensa del terrorismo o de la violencia, su justificación o la propagación del odio, son incompatibles con la esencia democrática y pacífica de la institución que usted preside y que representa a todos los ciudadanos catalanes, muchos de los cuales perdieron su vida o su integridad física por culpa de la organización a la que pertenecía Otegi. No podemos tolerar los intolerantes. La democracia no puede permitir que se consolide la banalidad del mal. Pedimos la suspensión de la visita de Arnaldo Otegi en el Parlamento de Cataluña.

Desde la Fundación DENAES no podemos sino aplaudir la iniciativa de Freixes y sus compañeros, si bien hemos de hacer notar, una vez más, no sólo el doble rasero que desde los medios se tiene con aquello que emana de la sociedad civil, sino algo todavía más grave: la responsabilidad que han tenido, y tienen, aquellos partidos que se dicen nacionales, organizaciones que no tienen reparo en aliarse, como ha hecho el PSOE en el Ayuntamiento de Barcelona, con partidos o pseudopartidos que programáticamente presentan como objetivo último, la destrucción de España. Coherentemente con nuestros ideales, DENAES vuelve a reclamar la ilegalización de organizaciones como la que ampararon las acciones criminales de Otegui y sus secuaces, ejemplares individuos para los integrantes de Podemos.

Fundación Denaes, para la defensa de la Nación española