Libertad Digital

El presidente del Gobierno se estrenó ante la Asamblea General de la ONU recuperando dos reclamaciones históricas y que siempre acaban encasillándose: la descolonización de Gibraltar y la libre determinación del Sahara Occidental. Lo hizo en términos muy claros, y en el escenario idóneo: ante los representantes de los actores implicados.

Sobre el primero de los asuntos, la situación del Peñón, y tras el portazo de David Cameron en su visita a Londres hace ya algunos meses, Mariano Rajoy volvió a sacar a colación la que es una reivindicación amparada tanto por la Declaración de Bruselas de 1984 como las propias Naciones Unidas: «Hago hoy un llamamiento a Reino Unido para que reiniciemos el diálogo bilateral sobre la descolonización», expuso el jefe del Ejecutivo, para incidir en que «hemos perdido ya demasiados años».

Por su parte, Rajoy también quiso dejar claro que «España mantiene su compromiso activo a favor de una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable al contencioso del Sahara Occidental». Y ello, según plasmó, tiene que venir dado por «la libre determinación del pueblo saharaui de acuerdo con los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas». El presidente elogió en este punto «la labor» del Secretario General, su Enviado Personal y de MINURSO a pesar de que los avances están siendo mínimos.

En un parámetro más amplio, y como estaba previsto, defendió la presencia de España en el Consejo de Seguridad del organismo, asegurando que el país tendrá «un papel activo en la búsqueda de soluciones conjuntas a los problemas comunes». También protagonizó un emotivo recuerdo a las víctimas del terrorismo.