La Voz de Barcelona

“No podríamos valorar todavía [el efecto económico de la secesión de Cataluña], pero hay que tener en cuenta que alrededor del 60% de nuestras ventas van al resto del Estado [español]. Es un punto a considerar. Otro es la unidad de mercado [español]. Lo que no querríamos es que [la independencia] generase dificultades a nuestras empresas, o sea, que para vender en un territorio u otro tuviésemos más problemas que una empresa de La Mancha o Extremadura. Son puntos que hemos de valorar muy bien”.

Esta es la posición que mantiene Joaquim Gay de Montellà, presidente de Fomento del Trabajo, la principal organización empresarial de Cataluña, ante el debate de una hipotética secesión de Cataluña promovido por el presidente de la Generalidad, Artur Mas (CiU), tal y como ha señalado en una entrevista en El Punt Avui.

22.684 millones de euros de superávit comercial en 2011

No se trata de una postura aislada. Los empresarios catalanes tienen miedo ante la posibilidad de una ruptura de del país; de hecho, temen incluso el propio debate secesionista. Los efectos de una Cataluña fuera de la Unión Europea (UE) serían demoledores para las firmas de esta Comunidad, toda vez que no habría libre circulación de bienes ni de capitales con el resto de España, lo que supondría una desventaja competitiva respecto a las empresas españolas y del resto de la UE.

A pesar de que Mas ha mostrado en reiteradas ocasiones su deseo de conseguir una desconexión de Cataluña del resto del país (no solo en lo económico, sino también en lo cultural), la realidad es que las empresas catalanas facturaron productos al resto de España por un valor de 49.389 millones de euros en 2011 (el 47% del total de las ventas realizadas fuera de Cataluña) con un saldo comercial positivo de 22.684 millones de euros, el mayor superávit comercial de la historia de Cataluña.

Concierto, sí; secesión, no

La Vanguardia reconocía este domingo que el rechazo a la independencia también es compartido por la Cámara de Comercio de Barcelona (presidida por Miquel Valls), por la CECOT (encabezada por Antoni Abad), e incluso por la Pimec (presidida por Josep González), entidades con un peso muy significativo entre las élites empresariales catalanas. Ninguna de ellas acudió oficialmente a la manifestación secesionista que la semana pasada reunió a 300.000 personas en Barcelona.

Las organizaciones empresariales sí muestran, en cambio, de forma mayoritaria, una posición más cercana a la demanda de un pacto fiscal en la línea del concierto económico también planteada por Mas, con la excepción del Círculo de Economía (presidida por el ex ministro popular Josep Piqué) -que ha advertido de la inviabilidad de la propuesta-, y del Cercle Català de Negocis (encabezado por Ramon Carner y cercano a Solidaritat y Reagrupament) -que apuesta abiertamente por la independencia de Cataluña-.

Mientras tanto, la CEOE, la principal patronal a nivel nacional, se mantiene al margen. Su presidente, Joan Rosell, sí acudió a la manifestación del 10 de julio de 2010, contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto; entonces, era presidente de Fomento del Trabajo.

Preocupación entre el empresariado catalán

Los grandes empresarios catalanes, por su parte, apuestan por evitar cualquier tipo de conflicto. ‘Prefieren verse como puente entre ambos frentes y son partidarios de que el presidente de la Generalidad y el del Gobierno central busquen pactos que permitan reconducir la situación y rebajen la tensión que actualmente percibe la opinión pública. Y a eso se han puesto con contactos, llamadas y encuentros de intensidad varia. Ven [la escalada dialéctica tras la Diada] como una peligrosa tensión que, además de poner en peligro mercados y relaciones muy valiosas, puede acabar en el descontrol político’, aseguraba este domingo Manel Pérez desde las páginas de la cabecera de referencia del grupo Godó.

Preocupación y alarma son las palabras que mejor definen el sentimiento mayoritario del empresariado catalán, que, como mucho, aceptaría apoyar una mejora del sistema de financiación de la Generalidad -como también recogía Alfons Quintà este domingo en El Debat- pero que teme que la apuesta de Mas por agitar el independentismo se le haya ido de las manos.

Mas se enroca: La secesión forma parte de “los posibles escenarios”

El pasado viernes, en una entrevista en Punto Radio, el presidente autonómico reconoció que “es obvio que una situación de gran tensión puede llegar a repercutir en algún tipo de empresas“, pero advirtió a los empresarios de que la secesión “tiene que formar parte de los posibles escenarios que se formulen en Cataluña, y entre Cataluña y [el resto] de España en los próximos tiempos”.

“Siempre habrá algún empresario que estará muy nervioso, otros que no”, señaló Mas, que insistió en que “los empresarios tienen que pensar también en lo que es el movimiento de un pueblo que se está movilizando en este sentido”. ¿Se atreverá el líder nacionalista a mantener su desafío secesionista a cambio de sacrificar el tejido productivo catalán? Pronto lo veremos.