Estimados amigos:

Durante estos últimos meses las amenazas externas a la Nación Española han puesto de relieve la ausencia de firmeza y de rumbo claro de nuestra política exterior. Las amenazas a nuestra integridad territorial desde Marruecos, acentuadas en el caso de Ceuta y Melilla, se han plasmado durante el final del verano y el otoño en la forma de todo tipo de provocaciones, respondidas sorprendentemente por el gobierno de España con sumisión total hacia el país alauita. El último gesto sumiso ha sido la inaudita concesión de la Gran Cruz de la Orden de Carlos III a Driss Jettou, Ministro de Interior de Marruecos y máximo responsable de las fuerzas que invadieron en el año 2002 el Islote Perejil.

Otro ejemplo de por dónde transita nuestra política exterior son las relaciones que mantiene España con Venezuela, país que sin embargo realiza constantes desaires y desafíos a nuestra Nación. El más grave sin duda es la vinculación mantenida con miembros de la banda terrorista ETA, a quienes sus fuerzas de seguridad habrían adiestrado. Ante las acusaciones, el embajador de Venezuela en España se ha limitado a negarlas y a insinuar que las confesiones de los etarras fueron obtenidas mediante torturas. Por su parte, el gobierno de Venezuela se niega a la extradición del máximo responsable de ETA en Venezuela, Arturo Cubillas. Mientras, España no presta especial atención a otros países hispanoamericanos dispuestos a colaborar con nosotros para acabar con la lacra común del terrorismo, como es el caso de Colombia, en lucha constante con unas FARC cuyos lazos con ETA son bien conocidos.

Independientemente de los lazos históricos y culturales que unen a España con un país hispanoamericano como Venezuela, la Nación Española no puede tolerar que ningún país agreda sus propios intereses y proteja e incluso adiestre a quienes constituyen una amenaza interna a la Nación Española. La negativa a colaborar de Venezuela en la cuestión de ETA constituye una clara muestra de hostilidad hacia la Nación Española que no se puede disimular.

Tampoco debe olvidarse nuestra situación en Europa, donde España ha perdido durante los últimos años mucho del peso ganado anteriormente, viéndose claramente relegada en la toma de decisiones dentro de la Unión Europea. El mejor ejemplo ha sido nuestra reciente Presidencia de la Unión, que ha pasado sin pena ni gloria y no ha servido lo más mínimo para mejorar nuestra política exterior.

Partiendo de estos hechos, cabe plantearse las siguientes cuestiones:

¿De qué manera puede el gobierno de la Nación defender nuestra soberanía frente a amenazas externas?

¿Qué política debe seguir España respecto a la actual situación de Hispanoamérica y la Unión Europea?

Ciudades donde se va a celebrar este Observatorio: Gran Canaria, Murcia, Santander, Oviedo, Madrid, La Línea de la Concepción (Cádiz), Alcalá de Henares (Madrid), Majadahonda (Madrid), Collado Villalba (Madrid), Toledo y Sevilla.