Estimados amigos:

Este último mes nos deja como noticias destacadas las ya habituales agresiones a los hispanohablantes en Cataluña a costa de las multas lingüísticas y las denuncias por rotular en español, así como el acoso que sufre Gloria Lago, Presidenta de Galicia Bilingüe, a quien por defender algo tan básico como la enseñanza del español en los centros de enseñanza de Galicia, la han denominado «enemiga del gallego» y han pegado adhesivos en las calles con fotos de anteriores acosos que sufrió, como las pintadas y destrozos que hicieron en su coche. No obstante, en Cataluña la Asociación por la Tolerancia, al tiempo que en el País Vasco PSOE y PP eliminaban las multas lingüísticas a los comerciantes, ha puesto en marcha una campaña en contra de las multas por rotular los comercios en español, con una mascota-símbolo, «Próculo-Rótulo» («el último rótulo comercial en español inmune a las multas lingüísticas»), que consiste en remitir cartas al Presidente del Gobierno, al Ministro de Educación y al Presidente de la Generalidad.

Prosiguen sin embargo, los ya habituales actos de sedición en forma de referendums de autodeterminación en Cataluña. El pasado 30 de mayo tuvo lugar uno de estos referendums en la localidad de Sabadell, organizado por el propio Ayuntamiento y con la presencia de un ciudadano de Macedonia en calidad de observador internacional. En la localidad de Cornellá otro referendum celebrado el pasado 20 de junio vuelve a presentar el mismo panorama sedicioso.

Pero más sorprendente aún, por la claridad con la que se expresa, es el artículo publicado por el profesor de Ciencia Política de la Universidad Pompeu Fabra, Ferrán Requejo, en el diario La Vanguardia, bajo el título explícito «Hacia la independencia». Hemos de destacar que el profesor Requejo fue uno de los firmantes del reciente manifiesto conjunto publicado por los periódicos de Cataluña para presionar al Tribunal Constitucional en la cuestión del Estatuto.

En este artículo, Requejo establece una «hoja de ruta» para lograr la independencia de Cataluña, en la que destaca un decálogo compuesto de cinco «cosas que establecer» y cinco «cosas que evitar». Entre las «cosas que evitar» figura la disgregación de las fuerzas separatistas, la etiquetación ideológica de las mismas y un separatismo de mera reacción sin un plan concreto. Entre las «cosas que establecer», destaca el establecimiento de una mayoría social favorable a la independencia, llegando a todos los catalanes «con la máxima transparencia y sin partir de una supuesta superioridad moral», los ya habituales referendums como instrumentos para la secesión sólo en el caso de que pueda ganarse. También insinúa que una Cataluña independiente alcanzaría un Estado del Bienestar comparable a los de Suecia o Canadá, algo por otro lado delirante, en tanto que un presunto Estado Catalán independiente no sería más que una minucia en el concierto internacional, tanto político como económico.

Hay que destacar no sólo semejante alegato sedicioso, sino que el mismo haya sido publicado en un diario que no hace mucho tiempo se denominaba La Vanguardia Española y disponía de edición nacional, siendo además su editor el Conde de Godó, Grande de España. Hoy La Vanguardia no constituye más que la muestra de la corrupción de la Nación Española que implica el separatismo, pues «a la divergencia de una de las partes en la que se ejerce el poder soberano para constituirse, tal parte divergente, en un todo soberano se llama secesión; a la degeneración del poder soberano que lleva a la impotencia de su ejercicio se le llama corrupción (que en el límite puede conducir a la disolución de la sociedad política)» (Santiago Abascal y Gustavo Bueno, En defensa de España. Razones para el patriotismo español, pág. 18).

A todo ello hemos de sumar las noticias que señalan que desde que comenzara el gobierno en Cataluña del denominado tripartito, se han despilfarrado más de 37 millones de euros de dinero público para promover no sólo la independencia de este territorio de la Nación Española, sino también para que otras entidades y asociaciones separatistas de otros lugares distintos de la autonomía catalana propaguen la ideología pancatalanista que incluye a Valencia, las Islas Baleares e incluso territorios de Francia, en una ficticia y delirante entidad denominada «Países Catalanes», ya formulada por el imperialismo catalán en las Bases de Manresa de 1892.

Ante la situación planteada, cabe formular las siguientes cuestiones:

¿Qué posibilidades existen de influir en la sociedad y los políticos con campañas como la promovida por la Asociación por la Tolerancia en lo referente a las multas lingüísticas?

¿Cómo frenar actos sediciosos de la naturaleza de los referendums de autodeterminación que se vienen produciendo habitualmente en Cataluña?

Ciudades donde se va a celebrar este Observatorio: Santander, La Coruña, Oviedo, Madrid, Zaragoza, La Línea de la Concepción (Cádiz), Alcalá de Henares (Madrid), Majadahonda (Madrid), Collado Villalba (Madrid) y Sevilla.