Esta es la situación: el Estado, más frágil; los proetarras, más envalentonados; la nación española, más abandonada.


225px-Zapatero.jpgCada vez son más los ciudadanos que desconfían del “proceso de paz” de Zapatero. Lo que empezó como un camino de pacificación va cobrando, muy claramente, el aspecto de un proceso de claudicación ante las exigencias políticas de ETA. La propia ETA no pierde oportunidad de señalar los compromisos que el Gobierno habría contraído, lo cual deja a Zapatero en una situación extremadamente incómoda; tan incómoda que tiene que ser el batasuno Otegui, sospechoso paladín, quien acuda en defensa del Gobierno para desmentir, visiblemente sin mucha convicción, que existan tales compromisos con ETA. Y mientras el Gobierno y sus aliados tratan de marear a la opinión pública con fintas retóricas, fuentes policiales aseguran que Txeroki está reorganizando las bases de la banda terrorista y el Partido Comunista de las Tierras Vascas amenaza al Estado con “acciones de defensa de un pueblo en lucha”. Esta es la situación: el Estado, más frágil; los proetarras, más envalentonados; la nación española, más abandonada. ¿De qué se ríe el señor presidente del Gobierno?