También sobre estas cosas se construye una nación. Hoy no se construye: se destruye.


Agua.jpgEl agua de España es de todos los españoles. Esto parece una obviedad, pero ahora es cuestión discutida. A los poderes públicos corresponde gestionar los recursos naturales de manera que satisfagan solidariamente las necesidades de los españoles, incluidas las exigencias derivadas de la protección medioambiental. Esto también debería ser obvio, pero ya no lo es, porque los poderes públicos, por mor del caos autonómico, han roto los criterios de solidaridad. ¿Cuestiones teóricas? No: la cuenca del Júcar ya está sin agua. El actual Gobierno suprimió un Plan Hidrológico para satisfacer a sus aliados catalanistas y lo sustituyó… por nada. Tal vez aquel Plan fuera discutible, pero al menos representaba una alternativa nacional a los desequilibrios de agua en un país seco. La actual situación, por el contrario, es la más injusta posible: sin agua, sin alternativa técnica, sin otro horizonte que la querella autonómica sobre la posesión de un recurso natural que debería ser de todos. También sobre estas cosas se construye una nación. Hoy no se construye: se destruye.