Hay que cerrar el proceso abierto por el Estado de las Autonomías.


italia1800b.jpgPuestos en la disyuntiva de descentralizar su Estado o mantener el perfil unitario, los italianos han rechazado la descentralización. Hay que subrayar que se trataba de una descentralización abanderada por la derecha (allí la izquierda es unitarista) y, en todo caso, mucho menos ambiciosa que nuestro Estado de las Autonomías. También los portugueses, en su día, rehusaron la descentralización; en Portugal, el caso español fue ofrecido como ejemplo de los inconvenientes de tales aventuras.

El voto de italianos y portugueses tiene un valor especial, hoy, para España. Aquí nuestra clase política se ha propuesto deshilachar el Estado sin saber exactamente dónde quiere llegar y al margen del interés de los ciudadanos. Frente a esa dinámica incierta de desintegración, frente a la “incertidumbre española”, los italianos nos dicen que un Estado unitario es una opción tan legítima como cualquier otra. Buena enseñanza para una opinión pública como la nuestra, para la que discutir el modelo autonómico es pecado. Y quizás haga reflexionar a unos políticos, los españoles, que han hecho oídos sordos a la recomendación del Consejo de Estado: hay que cerrar el proceso abierto por el Estado de las Autonomías.