La irresponsabilidad de la actual generación de líderes socialistas merece el juicio más severo.


0139001001177084351-blanco-e-tourino-na-festa-dos-socialistas-galegos-do-ano-pasado.jpgComo era previsible, la Galicia de socialistas y nacionalistas se ha sumado a la corriente disgregadora de la unidad nacional española. En una escena sainetesca, tras una reunión en intimidad como de mesa camilla y doméstico tufo, el socialista Touriño y el separatista Quintana han decidido que Galicia es una nación. Ambos aspiran a llevar su trascendental hallazgo a un futuro estatuto de autonomía que arrumbará el hoy vigente. Galicia se suma así a la brecha abierta en Cataluña. Todo esto ya estaba previsto desde aquellos Acuerdos de Barcelona que nacionalistas vascos, catalanes y gallegos suscribieron en 1998. No era previsible, sin embargo, que el socialismo español colaborara de manera tan entregada con el proyecto de descomposición de la unidad de España. La irresponsabilidad de la actual generación de líderes socialistas merece el juicio más severo. Y quienes deben efectuar tal juicio son, ante todo, los propios socialistas, inmersos en una desquiciada carrera donde los nacionalistas mandan y ellos obedecen. Ha vuelto a demostrarse en Galicia.