Es el producto material de muchos años de inhibición de quienes deberían defender la unidad nacional.


1150440987_extras_ladillos_2_0.jpgSe pongan como se pongan los promotores del invento, la realidad objetiva es que el nuevo Estatuto de Cataluña nace tocado del ala. Su respaldo se reduce a un tercio de los votantes catalanes. Más de la mitad del electorado se ha abstenido. Con tan escasos avales, nadie puede considerarse legitimado para romper el Estado de las Autonomías. El Estatuto nace con un problema de legitimidad y el Gobierno español lo sabe. Si el Gobierno español –porque el problema está aquí- insiste en seguir adelante con el proceso, estará trastocando de arriba abajo el sistema constitucional español por la voluntad de un tercio del electorado de una sola comunidad autónoma. La situación es tan descabellada que parece fruto de una pesadilla. Pero es bien real: es el producto material de muchos años de abandono de la nación española, de muchos años de crecimiento tolerado de los particularismos y los separatismos, de muchos años de inhibición de quienes deberían defender la unidad nacional. ¿Quizá lo comprenderán ahora?