Estimados amigos:

Este primer mes del año 2009 no ofrece en apariencia novedades respecto a lo que sucedía a finales del año anterior. El nacionalismo separatista, si acaso, aumenta su presencia en las noticias ante la convocatoria de elecciones en el País Vasco, previstas para el 1 de marzo, en las que Batasuna intenta participar usando sus ya consabidas marcas electorales. Dentro de esta estrategia de propaganda, ha destacado el proceso judicial destinado a juzgar al lehendakari Juan José Ibarreche y al secretario general del PSE, Pachi López, por sus reuniones con Batasuna dentro del mal llamado «proceso de paz» con ETA. Ambos pretendían convertir tal proceso judicial, por otra parte necesario para desvelar la calidad de colaboradores con el terrorismo etarra de ambos personajes, en un acto de propaganda. Sin embargo, el juicio no pasó de ser una farsa mediática, pues al negarse a actuar el fiscal, no llegó siquiera a celebrarse por considerar insuficiente la acusación popular que llevaba a juicio a los dos imputados.

Por otro lado, la Sentencia del Tribunal Supremo que obliga al uso del español en Cataluña ha sido, como no podía ser de otra forma, ignorada por el independentismo catalán que gobierna esa autonomía, lo que ha suscitado movilizaciones de algunos partidos políticos y un intento de rebelión cívica cuyos efectos están aún por comprobarse. También en otros lugares de España, como Galicia, la imposición de la lengua vernácula, el gallego, y la prohibición del español suscitan protestas y denuncias a título individual, que esperemos que fructifiquen positivamente.

No obstante, la gran novedad de este mes tenía lugar fuera de nuestras fronteras, en la nación más poderosa de la actualidad. En Estados Unidos se producía la toma de posesión de Barack Obama como Presidente. Tal acontecimiento ha suscitado todo tipo de reacciones a nivel mundial, pero han destacado especialmente las protagonizadas por el gobierno socialista de España. No deja de ser curioso que nuestro Presidente, Rodríguez Zapatero, se haya mirado en Obama como si fuera un espejo, afirmando incluso que advirtió una «seña de identidad socialdemócrata muy pura» en el discurso del flamante presidente norteamericano. Todo con vistas a que el PSOE logre mayor influencia en el mundo a costa de una nueva relación con Estados Unidos, olvidada supuestamente la etapa de desencuentros en tiempos de George Bush.

Pero un espejo, más que proyectar la imagen de lo que queremos ser, nos muestra nuestra verdadera efigie, y en consecuencia los enormes contrastes existentes entre España y Estados Unidos. Si en Estados Unidos la afirmación nacional y la seguridad que aporta ser la nación más poderosa del planeta son contempladas en cada momento, en España hay auténtico pavor a realizar este tipo de actos nacionalistas, buena muestra del influyo de la Leyenda Negra antiespañola a la hora de interpretar nuestra Historia y del éxito de quienes son, por sus prácticas separatistas, antiespañoles. Si en Estados Unidos un personaje tan controvertido por su imagen pública como Obama sería incapaz de hacer tambalear el predominio de esta nación en el mundo, en España bastó un cambio de gobierno, hace ya casi cinco años, para pasar de aspirar al G 8 a tener que conformarnos con la sumisión a Francia, entrando en el G 20 gracias a su «generosidad». De una situación de defensa de nuestros intereses en el mundo, se ha pasado a la mediocridad y seguidismo más absolutos respecto a nuestros vecinos europeos.

Y esta debilidad que España transmite en el exterior es fruto de la falta de acuerdo en el interior, donde cualquier tipo de ventaja que pueda obtenerse para acabar con el rival político, será valorada por encima de la fortaleza que aporte al bien común de los españoles. Nuestros dos partidos nacionales no muestran planes claros para acabar con el secesionismo, si es que pueden apoyarse en alguno de esos partidos extravagantes para seguir en el poder, como se ha visto con el PSOE durante la pasada legislatura.

Ante esta problemática con la que se inicia el año 2009 cabe plantearse las siguientes cuestiones:

¿Cómo lograr que el sectarismo en España desaparezca para fortalecer nuestra nación?

¿Qué perspectivas puede haber de cara a las elecciones vascas del 1 de marzo y del gobierno que salga de las mismas?

¿Qué alternativa proponer para oponerse a la prohibición de la lengua española en varios lugares de España y evitar que se impongan las lenguas vernáculas de los separatistas?

Ciudades donde se va a celebrar este Observatorio: Santander, Oviedo, La Coruña, Caravaca (Murcia), Badajoz, Madrid, Valencia, Zaragoza, La Línea de la Concepción (Cádiz) y Majadahonda (Madrid)